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El Caso De Charles Dexter Ward
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por Conchi Ruiz
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Poco se puede añadir a todo lo dicho sobre Lovecraft, el “autor por excelencia” de los relatos de terror, en los que recrea magistralmente la atmósfera de misterios y tormentos en sus relatos, que nos acongoja el corazón y hace que miremos por encima del hombro o nos sobresaltemos al menor cambio en nuestro entorno.
Es quizás “El Caso De Charles Dexter Ward” su relato más largo, y en él nos encontramos una revisión de todas las obsesiones de Lovecraft: ese mundo de miserias y absurdos que nos rodean, ese temor de que hay cosas acechando a nuestro lado, no al doblar la esquina, sino junto a nosotros, esos seres sin describir (que es quizás la cualidad que más admiro de Lovecratf), consiguen que cada uno recree esas terroríficas criaturas como su imaginación permita, porque él sólo deja los ingredientes para que cada lector aderece a la criatura a su manera.
En “El Caso De Charles Dexter Ward” recrea magistralmente una Nueva Inglaterra mágica, donde los poderes de lo oculto y el saber prohibido y arcano poseen una realidad opresiva. Es allí, a Providence, donde llega en 1612 Joseph Curwen, huyendo de la persecución religiosa y la caza de brujas de Salem.
En el presente del relato, tres siglos después, Dexter Ward es un joven obsesionado con la historia de su ciudad y genealogía de su familia. Investigando en ello descubre su parentesco con Joseph Curwen. Su obsesión por el siniestro antepasado le lleva a la locura y al internamiento en un hospital para enfermos mentales. Lovecraft nos lleva a rastrear esa locura, intercambiando planos temporales de la Providence del siglo XVII y la del siglo XX; la acción se superpone sobre un presente de pesadilla, en la que aparecen la magia negra y la alquimia.
Como resumen, una obra maestra del terror, con creaciones terroríficas, suplantaciones de personalidad, alquimistas, y como cualquier relato de Lovecraft, héroe por accidente, con sorprendente final: “Hay cosas que ni la ciencia misma debería descubrir, porque poseen una malignidad y una cualidad ajena a todo lo que somos y conocemos”.
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