|
Un Hombre Para Mi
|
por Ángela Núñez
|
|
1870. Tras la muerte de su padre Mortimer Laton, las hermanas gemelas Amanda y Marian tienen que trasladarse a casa de su tía en Tejas. Mortimer deja en el testamento que su hermana Kathleen deberá ser su tutora y ser ella la que dé el consentimiento para que las chicas se casen. Mientras tanto, no podrán disponer del dinero de la herencia.
Esto provoca que Amanda haga todo lo posible por hacerle la vida imposible a su tía y a todos los que la rodean.
Amanda es la atrevida, la que le da igual hacer lo que sea necesario para salirse con la suya. Es odiosa, mimada, celosa y la que resalta su belleza con sus vestidos atrevidos para ser el centro de atención de todos los hombres.
Marian, por el contrario, a pesar de ser gemela, intenta pasar desapercibida. Utiliza vestidos aburridos, un moño nada favorecedor y unas gafas que le ocultan las facciones y le resaltan los ojos. Todo ello es porque si su hermana se entera que está interesada por un hombre, hará todo lo posible para captar su atención y, cuando lo haga suyo, restregárselo a su hermana y apartarlo como un estorbo.
Marian sólo desea que su hermana se case, se aparte de su vida y ella por fin hacer su vida propia, sin importarle verdaderamente la herencia o no.
Cuando llegan a Tejas se encuentran con Chad Kinkaid, un apuesto vaquero que ayuda a su tía en el rancho. Pero Marian deberá ocultar su atracción, porque sabe fehacientemente que su hermana haría todo lo posible por conquistarlo. Y como eso siempre ocurría y encandilaba a todos los hombres, debe de guardarlo para sí.
Johanna Lindsey, como siempre, sabe enseñarnos las pasiones y vidas de personas que hacen que inevitablemente se encariñe uno con los personajes. Resulta divertido las situaciones en las que se encontrarán ambas hermanas, sus peleas... no dejarán indiferente al lector.
A destacar, el entuerto que provoca Amanda, cuando simplemente para fastidiar a su hermana, declara que cuando en el establo Marian y Chad hacen el amor, dice que es ella la que estaba y no Marian. Chad creía que era Marian, y ahora deberá casarse con la hermana equivocada. Marian por su parte, creyendo que él con quien quería estar era con Amanda, se calla.
Historia deliciosa de celos, de primeros amores, herencias, y todo en el escenario del viejo oeste americano.
|
|