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El Heredero
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por Ángela Núñez
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A finales del siglo XVIII es cuando se relata esta historia de Duncan MacTavish. Su madre inglesa se casó con su padre escocés. Él se crió en escocia y aprendió a llevar la administración de las tierras de la familia y demás posesiones. Se cría con su abuelo escocés por la muerte prematura de la madre. La historia empieza cuando su abuelo inglés lo reclama para que cumpla con la promesa que hizo su madre. Duncan no sabía nada de esto, y su abuelo escocés se lo había ocultado todos esos años, esperanzado en que el abuelo inglés muriera antes de tener que cumplir con la promesa, que no era otra que la de que el primogénito se hiciera cargo de todas las posesiones y título ingleses.
El abuelo inglés está de salud delicada y le busca una candidata bellísima inglesa para que se despose y se haga cargo de todo lo suyo. Duncan está en desacuerdo con todo esto, pero se ve obligado a cumplir con ello. Él le dice a su abuelo escocés que acepta, pero que tiene edad suficiente para elegir él mismo a su esposa y promete verla antes para ver si le interesa.
Es aquí cuando nos encontramos cómo la sociedad en esa época exponía a las jóvenes en las fiestas, con el sólo propósito de encontrar marido y cuál sería el mejor candidato con los mejores títulos. Johanna Lindsey nos enseña cómo funcionaba esto: las fiestas, los bailes, cómo eran, cómo se comportaban... en definitiva, cómo funcionaba la alta sociedad inglesa.
Estas fiestas podían durar semanas, se hospedaban los invitados en la casa, y en este caso como sólo tenía unas cincuenta habitaciones algunos se amparaban a la hospitalidad de los vecinos y se quedaban en los alrededores, puesto que en ocasiones había mas de doscientos invitados. En algunas habitaciones podía haber hasta ocho chicas, y claro, los bailes eran un poco informales, es decir, no utilizaban esos abultados trajes de noche. Sería una locura ocho chicas en una habitación arreglándose con esos vestidos, y naturalmente las criadas de cada una ayudándolas.
Da la casualidad que la susodicha candidata, efectivamente es una belleza pero también una egocéntrica, y no dudará en hacer lo que sea necesario (engendrar rumores, desprestigiar a su prometido.....) para que se haga lo que ella quiere, sólo por ser el centro de atención.
Pero Duncan conoce allí a Sabrina; enseguida conectan, ella no es una belleza, pero es capaz de hacerlo reír y desquitarlo un poco de su situación.
En un principio se hacen sólo amigos. Él deberá buscar esposa, y cuando ella comprende que está enamorada de él, tendrá que callarse sus sentimientos y será víctima de las maquinaciones de la bella rubia inglesa.
Es una historia muy entretenida y amena, sobre todo por lo divertido que es ver página a página cuándo y cómo la rubia obtendrá su merecido y la pongan en su sitio; aunque mientras ella sufra para sus adentros conforme se van sucediendo los acontecimientos.
No falta pasión, peleas entre los abuelos y las tías de Sabrina (que es con quien vive la joven), secuestros, situaciones embarazosas que pueden llevar al altar a Duncan con la belleza rubia... y es intrigante ver cómo se podrá desembarazar de la situación, y cómo se deshará del compromiso.
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