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No Olvides El Pasado
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por Ángela Núñez
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Esta es de esas historias que sólo se pueden vivir y disfrutar en novelas o películas. Definitivamente me ha gustado poder ser testigo mudo al leer el libro de la aventura que acontece a la protagonista que, si bien es una historia de amor, tiene tintes fantásticos como es viajar en el tiempo.
Kady Long es una joven y experta cocinera. Cuando salió de la universidad le llovieron ofertas de trabajo para restaurantes importantes, pero ella prefirió ir a un pequeño restaurante donde hacían bistecs porque la dueña quería hacer del negocio algo diferente. En pocos años Kady consiguió que de Onions, el restaurante, se hablara en todo el país e incluso el mismísimo presidente Clinton guardase cola como los demás para poder degustar los platos de Kady. El resultado de ello fue que además estaba preparando su boda con el hijo de la dueña, Gregory.
Es así como empieza la novela, está haciendo los preparativos, probándose vestidos de boda y aún sin creerse que una bajita morena y con curvas hubiese podido conquistar al apuesto Gregory.
A lo largo de la narración de la historia de ellos el lector se da cuenta que quizás es "demasiado correcta". Y se ve venir que él lo único que quiere es mantener asegurado los grandes beneficios que obtiene Kady. Naturalmente no es hasta avanzado el relato, cuando esto se hace ver y para que ella se dé cuenta tiene que ocurrir lo siguiente: en una tienda de antigüedades compra una lata de esas grandes para meter harina (le gustó como era por fuera). Pero cuando llegó a casa y vio lo que había dentro no pudo mas que asombrarse al ver el precioso vestido de novia de época que había en su interior, junto con un reloj antiguo y una foto amarillenta de una familia con un niño rubio muy guapo. Se prueba el vestido y le encaja a la perfección. Y esto es lo que provoca que viaje en el tiempo con vestido puesto cien años antes a un pequeño pueblecito llamado Legend que es el típico del oeste americano. Salva a Cole Jordan de ser ahorcado y resulta ser el niño de la foto ya hecho mayor. No queda apenas nadie de su familia, porque cuando tenía nueve años robaron en un banco, hubo un tiroteo y los mataron a todos. Las aventuras que vive allí con Cole le hacen cambiar las perspectiva de las cosas, pero ella sólo quiere volver a su tiempo para casarse con su Gregory. Uno se imagina que terminará enamorándose de Cole pero lo que ocurre es que tiene que vivir todo eso, conocer el pueblo y sus gentes para lo que después le acontecería.
Un día va a encontrarse a las afueras del pueblo con la única pariente viva de Cole, Ruth Jordan que es la abuela. Le cuenta toda su aventura y la cree, pero le muestra la verdad: vuelven al pueblo y está abandonado, Cole murió también en aquel robo al banco cuando tenía nueve años. Acuerda con ella que vuelva a su tiempo y le daba seis semanas para encontrar algún pariente vivo para intentar enmendar lo que ocurrió. Deja dicho en el testamento todos los pormenores. A contrarreloj finalmente se pone en contacto un abogado con ella y en el último día acordado al ponerse en contacto con el pariente automáticamente ella hereda todos los bienes y la gran fortuna de los Jordan.
Desde que tenía nueve años ella tenía un sueño recurrente de un apuesto joven que a lomos de un caballo blanco le tendía su mano. Cuando estuvo delante de Cole Tarik Jordan supo que ése era el hombre con el que había soñado desde pequeña. Pero este Jordan de su época, el de sus sueños, estaba enterado de lo del testamento de Ruth y sabía tanto como su padre y su abuelo que una tal Kady Long podría arrebatarle toda su fortuna.
¿Se quedará con Cole Jordan? ¿Con Tarik Jordan, con el que había soñado desde pequeña? ¿Podrá arreglar lo que ocurrió en el pasado para poder hacer de Legend un pueblo próspero?
Desde luego aventuras no faltan en esta novela, y los saltos en el tiempo tampoco. Sobre todo para conocer a una familia que a consecuencia de un hecho acaecido hacía cien años rompió con el pueblo y la propia entidad familiar. Pero Kady tiene la oportunidad de enmendar esos errores... ¿O no?
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