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Democracias En Riesgo En América Latina
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por Marcela Galeano
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América Latina vive uno de los episodios más riesgosos para la democracia y las instituciones políticas que dan soporte al sistema de partidos y a las reglas del juego electoral.
Antes, en la historia latinoamericana, la era golpista fue una de las más significativas, dado que los partidos políticos quedaron proscritos; las persecuciones y encarcelamientos fueron la pauta para el destierro de la política pública; y la actitud obcecada de los militares tuvo la fuerza suficiente para derrumbar las pocas instituciones que daban soporte a la incipiente democracia.
Hoy, en el inicio del siglo XXI, las naciones del subcontinente ?la mayoría de ellas? han concluido sus procesos transicionales, quizá no a la altura y emparejada con las aspiraciones de la ciudadanía, pero sí con un avance respecto a lo que acontecía en los últimos cuarenta años del siglo XX.
Hay aspectos novedosos y resistentes a los intentos regresivos, los golpes de Estado, aunque se han pretendido e, incluso, instaurarse, la durabilidad o permanencia ha sido efímera, porque ya no hay lugar para ello; la credibilidad de los eventos electorales ha crecido y los conflictos poselectorales prácticamente se han desdibujado de la agenda política de los países que realizan elecciones periódicamente.
Los comicios se dan en tiempo y forma, y los gobernantes concluyen su periodo de gobierno; sin embargo, la democracia no concluye en estos eventos, exige más y desea cumplir con todas las asignaturas que son parte de su cuerpo formativo: elecciones, participación ciudadana, referéndum, plebiscitos, rendición de cuentas, juicios políticos a representantes que atentan contra el erario público, transparencia en el manejo de los recursos públicos y ley de acceso a la información de gobierno, entre otras.
Quedan aún por habilitarse algunas zonas restringidas de la democracia que tienen que ver con la justicia social, la equidad, la ampliación del marco de las representaciones al margen de los partidos políticos, la elaboración de políticas públicas desde la ciudadanía, los procesos revocatorios de mandato, el abstencionismo y la autonomía de la sociedad civil frente a los partidos políticos y el Estado.
Como se puede apreciar, apenas nos encontramos en la obertura del camino hacia la democracia, por tanto, se requiere apresurar el paso, sin que ello sea excusa para cometer errores, pues se debe actuar con precaución sin detener el paso.
Uno de los diversos y múltiples saldos que nos dejan las transiciones democráticas en el mosaico latinoamericano son los enclaves actorales y el ethos de la distorsionada cultura política del área, dos factores que a simple vista parecieran insignificantes pero en la práctica de la democracia, se erigen como dos atlantes que impiden todo paso hacia la meta.
Enclaves actorales integrantes de la casta política que maneja los partidos políticos, los agentes de gobierno, los empresarios dueños de fábricas generadoras de empleo, los caciques que manejan las grandes extensiones de terreno en áreas rurales, los grupos de poder político y de control que se turnan las administraciones universitarias, los líderes corruptos de ligas sindicales y otros gremios aglutinadores de ciudadanos que buscan desesperadamente representación política para atenuar la voracidad de las políticas neoliberales, negadoras de derechos y desobligada socialmente ante la pobreza y exclusión alarmante.
Esta urdimbre de muchos años provoca que la democracia ?cuando transita por sus predios? se empantane, deje de impartir justicia y la obliguen a ceder ante los apetitos voraces de sus actores, acostumbrada a vivir de los derechos ajenos.
Junto a esta enmarañada red se tejen otras más superpuestas a la que originalmente existe, de ahí que impunidad se anude con corrupción, elecciones con mercadeo de voluntades, líderes con negocios ilícitos, partidos políticos con empresarios, medios de comunicación con fraude e inequidad; en fin, vicios legendarios que se reproducen y multiplican en muchos países latinoamericanos.
Si enumeramos todos los vicios y asignaturas pendientes, tal vez no se magnifique el problema y los riesgos no sean notorios, pero al relacionar todos los puntos anotados con un evento electoral o inscribirlos en un proceso particular, la magnitud de las restricciones que tiene la democracia son evidentes.
Ante ello nos queda el reto de repensar la democracia, pero esta vez desde lo social, sacarla del espacio estatal y restársela a la exclusividad que ha hecho de ella los partidos político, pero nutrirla con las acciones de los movimientos de protesta, las movilizaciones sociales, las organizaciones indígenas y los alzamientos de los sin derechos. Si logramos desestatizar la política y la recreamos en los movimientos emergentes, se redescubre el rostro de la democracia aplazada en América Latina.
Tal vez si nos abocamos a tratar de descubrir el nuevo rostro de la democracia eclipsada a nivel general, es poco lo que vamos a descubrir; pero si nos dedicamos a escudriñar los episodios que diariamente se construyen en diversas localidades, regiones y lugares de Latinoamérica, podríamos encontrar cosas inéditas que nos dan una señal de que aires nuevos acarician la idea de democracia plena, aunque verla plasmada en todo el continente es un anhelo más lejano.
Parte de la serie de episodios ?algunos encadenados, otros fragmentados? son las nuevas formas de representación política que se asoman a la ventana de los espacios públicos, producto del agotamiento de los partidos políticos y al divorcio que existe entre ésto y la sociedad civil; la cual se ha visto en la necesidad de autoorganizarse, autoconvocarse, movilizarse y gestionar sus demandas ante el gobierno o ante el adversario demandado, de ahí el resultado de los Piqueteros, Movimientos Sin Tierra, Movimiento Sin Techo, Gremios Indígenas de Ecuador, mapuches en Chile y zapatistas en México, entre otros.
Todos estos movimientos son la expresión de los pocos recursos con que cuenta el sistema de representación política en América Latina y el potencial de la sociedad civil para ocupar los vacíos que no llenan los partidos a través de iniciativas ciudadanas que cargan de nuevo contenido a la política, resignifican los recursos simbólicos y reelaboran estrategias novedosas para construir poder, pero no desde arriba, sino desde la cotidianidad, en los espacios locales, en donde habitan y se re-crean las aspiraciones, los deseos y las nuevas esperanzas.
Vista así, la democracia reside en la sociedad civil, en los lugares donde ella trabaja, sobrevive, asocia intereses, teje redes, toma decisiones, reelabora estrategias y carga de nuevo contenido la idea de poder; porque el poder que combate es tan amplio que no es de nadie, pero todos lo ejercen para satisfacer sus intereses, lo que le da pie para interesarse en dicho poder y también ejercerlo, pero en su ámbito local o espacial.
Verse potencialmente como sujeto que puede construir poder y ejercerlo en su ámbito espacial es autorreconocerse con autonomía, sin ataduras ni ligas indestructibles con los partidos políticos ni con el poder ni con el Estado.
Sin embargo, en las franjas donde se da este avance, las teorizaciones que se han realizado no son suficientes para llevarlas al tinglado de los grandes debates teóricos, porque se le indica que no son suficientes los casos para aplicarlos o definir la tendencia democratizadora en América Latina, por tanto, es mayor la cantidad de escritos que se dedican a señalar y reseñar el desencanto de la política, la recuperación del ciudadano, reconstruir la sociedad civil y reformar el Estado, avalados por datos duros que dan cuenta de que los gobiernos no cumplen su tarea y acrecientan los problemas de pobreza, desempleo y exclusión (género, étnica, religión, preferencia sexual, política, social y cultural), iniquidad en la impartición de justicia, desarreglos en la educación y crecimiento de la violencia.
Ante este panorama ?los estudios locales o focalizados y los abarcativos críticos? se debate la reflexión sobre la democracia; en los dos bandos hay recursos valiosos; sin embargo, tendríamos que tejerlos, imbricarlos para hallar mejores resultados.
Esta fue la tarea que nos propusimos al convocar a varios investigadores, cada quien desde su espacio, su localidad, conjugando experiencia y vivencias con la realidad, y a partir de ello reflexionar sobre los riesgos de la democracia en América Latina. Este trabajo focalizado lo entretejeríamos con escritos de dimensiones macro, abarcativos y de alcances mayores, con el fino propósito de encontrar puntos de encuentro, hilos asociativos y ligas que expliquen mejor lo que ocurre con la democracia en América Latina.
Que los estudios críticos no generaran desaliento, sino que guardaran un hálito de esperanza con lo que se hace en otra latitud, lejano en el espacio pero cercana en el tiempo. Con ese propósito llegaron los trabajos macro que bordaron los escenarios, ubicaron a los actores, avizoran riesgos y prevén futuras acciones.
Una pléyade de escritores dotados de facultades para observar y explicar los asuntos locales despliegan sus armas y construyen, de manera ágil, fina y certera, lo que sucede en Bolivia, Panamá, Argentina, México, Venezuela y República Dominicana, sin confrontar ni negar lo que realizaron los estudios atalayadores, pero sí llamando la atención para que muchas de las apreciaciones globales no soslayen lo que hace posible la democracia, la ciudadanía, pero no como concepto vacío, sino cargada de contenido en las luchas cotidianas, en el quehacer diario y en los movilizaciones locales que encadenan acciones más amplias como las reseñadas en Argentina y República Dominicana.
Otro aspecto que queremos resaltar, es la alianza construida en este libro colectivo entre autores consolidados y de gran trayectoria, con jóvenes investigadores que muestran madurez y solidez en sus reflexiones, buscando con ello ir renovando los cuerpos académicos sin que haya un vacío cuando los legendarios dejen de escribir por diversas razones.
Insumisos latinoamericanos es un equipo extenso, variado, que liga a investigadores de distintos países miembros de universidades latinoamericanas en un proyecto colectivo, para que podamos dar la respuesta expedita, fresca, seria y oportuna sobre lo que sucede en nuestros países, y Democracias en riesgos es una respuesta a las múltiples interrogantes que nos hacemos a diario.
A todos los que autores de la presente obra, nuestro más sincero reconocimiento por la voluntad y la calidad de sus trabajos, que tienen como finalidad dar una respuesta, desde las ciencias sociales, al problema de la democracia en América Latina. También nuestro agradecimiento por exponer ideas, enfoques, perspectivas y explicaciones a realidades que, desde las disciplinas sociales, son meritorias en sus magnas discusiones e interpretaciones para apuntalar la conciencia y la convergencia de los insumisos latinoamericanos.
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