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| Viaje Por Los Cortijos De Navas De San Juan
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| por Pedro M. Valenzuela
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Para llegar a comprender la historia de un pueblo y sus habitantes es necesario conocer su pasado, así mientras que en los libros “LA VILLA DE NAVAS DE SAN JUAN A TRAVÉS DE SU ARCHIVO PARROQUIAL. AÑOS 1557 A 2000” y “APELLIDOS FORASTEROS Y SUS LUGARES DE ORIGEN EN LA VILLA DE NAVAS DE SAN JUAN A TRAVÉS DE SU ARCHIVO PARROQUIAL. AÑOS 1750 A 2000” se estudiaban las circunstancias de los que pasaron y poblaron esta localidad andaluza, en este tercer volumen “VIAJE POR LOS CORTIJOS DE NAVAS DE SAN JUAN” se recorren los escenarios en los que se desarrollaron muchas de estas vidas rurales: el autor rinde homenaje a las generaciones que han hecho grande a su pueblo con el sacrificio de sus vidas a través de los últimos siglos. Ellos plantaron e hicieron crecer, con su trabajo oculto y sin brillo, la que hoy es considerada como su principal fuente de riqueza: el patrimonio de varios cientos de miles de olivas arraigadas en todos los rincones de aquella tierra.
El propósito original de esta obra fue que no quedara cortijo alguno del término sin que tuviera su sitio en el libro que habría de editarse, sea cual fuere el estado en que se encontrara su construcción y por muy pequeño, escondido y humilde que fuera, para lo que ha realizado más de 14.000 fotografías, de las cuales se hizo una selección previa de unas 950 que habrían de servir como base para las definitivas 564 que componen esta obra presentada en una cuidada edición de gran formato. Con esta información están planificadas las ocho rutas que llevan a todos y a cada uno de los cortijos de Navas de San Juan por entre cerros, lomas y cañadas, vegas y umbrías, en los que encontramos -como testigos mudos y, sin embargo, harto elocuentes- los restos de una vida, muchas veces pobre y hasta miserable, de una ingente multitud de vecinos y familias de este pueblo olivarero de la provincia de Jaén. Para poder elaborar este libro el autor ha realizado un previo y laborioso trabajo de campo, recorriendo infatigable y repetidamente los caminos de los cuatro puntos cardinales del término de Navas de San Juan. Desde el Rincón de Olvera, situado al Sur, junto al río Guadalimar, hasta el Castillo de Torre Alver que sirve de mojonera al Norte con las tierras de La Mancha. Y desde el Este, señalado por el mojón con el término de Santisteban, hasta los cortijos del Acero, Los Salidos y Mojonrubio, situados al Oeste y cercanos a la vecina población de Arquillos.
A través de este apasionante trabajo se ha pretendido legar la memoria fotográfica de una parte importante de la vida de las gentes que transcurrió en medio del campo y que ha desaparecido definitivamente. Pero no ha querido limitarse sólo a mero testimonio gráfico -como si de un catálogo de cortijos se tratara-, sino que complementa el trabajo con la necesaria información oral para hacerlo más humano y cercano al lector. De modo que al mismo tiempo ha buscado, a través de la conversación sosegada y de la tertulia, el testimonio de muchos vecinos que, bien ellos mismos o bien sus padres y abuelos, vivieron -o malvivieron, en la mayoría de los casos- en medio de huertas y olivares sin apenas contacto con el “mundo civilizado” que entonces se identificaba con el limitado entorno del pueblo. Estos testimonios orales, una pequeña parte de los cuales acompaña en forma de comentarios a las fotografías de los cortijos, son un aspecto fundamental de la obra: nombres y apellidos de familias que vivieron en los cortijos y de muleros, hortelanos y porqueros de entonces; historias que protagonizaron, penas y alegrías que compartieron, trabajos y fatigas que hubieron de padecer...; en definitiva, pinceladas humanas que intentan dibujar la vida -no suficientemente conocida con sus carencias y penurias- de muchos de nuestros familiares y antepasados. ¿Es una obra local que sólo interesa a los lugareños? Nada más lejos de la realidad, ya que se convertirá en el mejor cicerone para todos aquellos que necesiten satisfacer la curiosidad de conocer una forma de vida tan cercana y tan lejana a la vez, imprescindible para entender nuestro presente, pues como aconsejaba a los escritores el sabio Tolstoi ‘describiendo tu aldea describirás el mundo’.
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