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| Leyendas Urbanas
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| por Francisco Contreras Gil
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En la actualidad y, sin duda alguna, con el apoyo de las nuevas tecnologías, las leyendas urbanas han cobrado un protagonismo sin precedentes. Historias que calan fuerte en la sociedad. En el gran inconsciente colectivo del ser humano. La lectura de LEYENDAS URBANAS, del periodista Alberto Granados y publicado por Editorial Aguilar, no sólo supone sumergirse en el mundo del temor, del miedo más oculto y primitivo, sino que te hace reflexionar ante la sintomatología que nuestro cuerpo tiene ante el peligro. Aquella que hace que nos pongamos en alerta, que comience la defensa de nuestro cerebro. Cuando el corazón se acelera, los músculos se tensan y la sangre fluye con fuerza, de forma veloz, por venas y arterias para estar prestos a la huida.
Alberto Granados, director del programa radiofónico Gran Vía, master especialista en Inteligencia Emocional por la Universidad Camilo José Cela, y co-autor (junto a Joaquín Merino) de TITANES DE LOS FOGONES, nos sorprende con este magno trabajo recopilatorio de leyendas urbanas.
¿Quién no ha oído hablar de la misteriosa chica de la curva, o de los cocodrilos que viven en el alcantarillado de Nueva York? ¿Y qué hay de la célebre historia de Ricky Martin, el perro y la mermelada? Las leyendas que han sido agrupadas en este volumen incorporan también las historias de más reciente creación, como la Pandilla Sangre, la Sonrisa del Payaso o la Burundaga.
Siguiendo la senda que ya abriese con gran éxito el escritor y periodista Santiago Camacho, con su trabajo LEYENDAS URBANAS (Editorial Edaf), Alberto Granados desmenuza los relatos que -como si de una marabunta en la selva se tratase- se extienden y circulan a lo largo y ancho del planeta, mostrando en cada fábula los miedos y supersticiones más profundos que todos compartimos en mayor o menor medida.
Ahí está la clave de esta obra en la que Granados desvela cómo los creadores de leyendas urbanas conocen y plasman en sus relatos nuestros temores a callejones oscuros, parajes solitarios, cementerios, casas abandonadas; a los médicos, seguramente heredado e instaurado desde que se practicaran auténticas sangrías para restablecer al salud; la animadversión por los aparatos científicos desconocidos, los nuevos inventos o nuevas tecnologías; y, sin lugar a dudas, a todos los relacionados con la naturaleza, animales y plantas que nos retrotraen a un tiempo ancestral donde nuestros mayores peligros fueron las serpientes, las arañas o los murciélagos.
Acabo de cerrar las tapas y tengo claro una cosa: que es un trabajo documental sin precedentes. No en vano, casi toda la obra se nutre del mundo virtual de la Red de Redes. Un libro básico para la consulta de cualquier persona que se acerque por primera vez al mundo que cabalga entre la realidad y la superstición: las leyendas urbanas. |
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