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La Profecía Del Laurel
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por Francisco J. Vázquez
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Para muy pocos lectores el nombre de Guilhelm Bélibaste tiene algún tipo de significado más allá de ser el sufrido protagonista de La Profecía Del Laurel. Sin embargo, y aunque este dato se desconozca, su figura es fundamental dentro de nuestra propia historia. Tristemente fue una más de entre los millones de víctimas a los que el fanatismo religioso cristiano de la edad media sesgó la vida. Pero se diferenció en algo del resto de aquellos desdichados... él era el último Perfecto Cátaro, el símbolo de una corriente religiosa tildada falsamente de secta por la Iglesia Romana y que, como tal, fue perseguida. Bélibaste era un elemento vital cuya desaparición a manos de la (mal llamada) Santa Inquisición se hizo necesario. Con ella el catarismo occitano prácticamente desapareció bajo el yugo de la tortura, la soga y la espada, en nombre de un Dios vengativo, cruel y despiadado que persiguió a aquellos que entre los suyos no comulgaban bajo los intereses de sus representantes en la Tierra. Es decir, fueron cristianos perseguidos por cristianos.
La Profecía Del Laurel nos narra la vida de este personaje, un hombre fiel a sus creencias hasta el final de sus días. Alguien que fue, y queda constancia documental de ello, el único ser humano que consiguió evadirse de El Muro de Carcasona, una terrible prisión donde aquel que entraba tenía sellado su destino.
El autor de esta novela es Jesús Ávila Granados, uno de los escritores españoles más prolíferos en cuanto a trayectoria literaria y, a la par, más polifacéticos en cuento a temática de obras tratadas. Con un genuino estilo personal logra en primera persona hacernos ver las vicisitudes a las que se vio abocado Guilhelm Bélibaste a lo largo de una vida difícil.
Pese a lo que muchos puedan suponer, Ávila Granados ha escarbado en los recovecos más insospechados de la caprichosa y enigmática historia para arrancar de ésta cuantos testimonios del paso de Bélibaste por este mundo hubiese reflejados, dándole a la obra una verisimilitud de casi el 90%. O lo que es lo mismo, el autor se ha permitido una muy escasa licencia para poder contar una historia en la que personajes, lugares, trama e itinerarios ciertos hasta límites insospechados. Tal es su grado de certeza que no sería difícil tomar esta obra como una guía de viaje a través de un mundo ya olvidado y que, no por extinto, pasó de dejar su impronta en el paso del tiempo. Todo es ponerse en camino y buscar las señales.
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