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El Observatorio
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por Juan Carlos Eizaguirre
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Connelly vuelve a irrumpir en el mercado editorial con una nueva novela. Aunque me da la impresión de que este último trabajo lo ha realizado un poco forzado, quizá por presiones editoriales, o quizá por cumplir con su cita habitual con sus lectores.
No es que la novela sea mala; todo lo contrario: está a la altura de toda su producción literaria. Lo que pasa es que me parece que se ha dejado llevar un poco por la improvisación, y le ha salido un libro de sólo 220 páginas; algo inusual en la obra de Connelly. Uno puede pensar: “bien, ¿y qué importa la extensión? ¿Es que acaso un número elevado de páginas garantiza la calidad de una novela?”. Efectivamente no. Pero si al libro que ahora tengo en mis manos con sus 220 páginas, se le añade un papel de grosor mayor de lo habitual, una letra de gran tamaño y un espacio y medio entre líneas… pues me da que pensar. Y deduzco que es toda una labor de “maquillaje” para que los seguidores de Michael Connelly no se vean defraudados a priori por una novela canija.
Ojo, me lo he pasado muy bien leyendo este thriller policíaco de una sentada. En él se aprecian las cualidades de siempre de su autor: imaginación, ingenio, rapidez, junto a un estilo sencillo y directo, que sabe retratar muy bien los ambientes y los personajes. Estamos ante una novela con vigor, con atractivo. Poco importa que la capacidad fabuladora parezca excesiva; Connelly me ha hecho disfrutar con las aventuras del detective Harry Bosch y su indomable y difícil carácter.
Recomiendo su lectura. Está escrita de tal manera que es apta para lectores de todas las edades. Quizá a un niño de 9 o 10 años no le atraiga mucho, pero por lo demás…
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