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El Inocente
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por Juan Carlos Eizaguirre
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Sigue desenvolviéndose bien Connelly en sus novelas de acción trepidante que, en principio, habría que calificarlas de thrillers, incluida la marca best-seller en la portada. Pero en concreto, el presente trabajo habría que catalogarlo dentro del más puro estilo policiaco, pero también jurídico. Recuerda un poco a John Grisham en esta novela.
Posee una trama llena de intriga y muy bien hilvanada con las sesiones judiciales e interrogatorios. Sin complejidad argumental la conduce con pericia Connelly, haciendo pasar su galería de personajes y sucesos con ritmo. Domina también los retratos psicológicos, haciendo pensar al lector como si fuera un investigador más. La acción, bien dosificada. La violencia es controlada, realista, pero sin caer en truculencias de mal tono. Esto, el no ampararse en acciones trepidantes sino en investigaciones y trato con testigos y sospechosos, avala la afirmación de que estamos, sobre todo, ante una novela policíaca.
El protagonista, un veterano abogado de Los Ángeles, llamado Michael Haller, que se jacta de saber siempre si sus clientes con inocentes o no, va a encontrarse con una desagradable sorpresa. A ello hay que incluir que la acción simultanea tres casos distintos... y la madeja se complica con, incluso, agresiones físicas al abogado, de por medio. De todas formas, no acaba de gustarme el perfil de Haller: un poco clónico comparándolo con novelas de este estilo; y abusa de la situación de antihéroe.
En resumidas cuentas, una buena novela de consumo, útil para el descanso de mentes fatigadas por los “arreones” de la vida diaria. |
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