|
Crimen en directo
|
por Juan Carlos Eizaguirre
|
|
¿Es Crimen en directo una novela policíaca, con retazos costumbristas? ¿O no será más bien una novela costumbrista con retazos policíacos? Se podría afirmar sin temblar el pulso, que el tema tratado es la boda de Erica y Patrick (el competente policía de Tanum, en Suecia), ayudados por sus parientes y amigos más cercanos. Y debo añadir que estos pasajes en ningún momento derivarán, ni coincidirán con el que parece el núcleo argumental. Sí, porque se puede afirmar con rotundidad que la novela de Läckberg es policíaca (para orientar al lector, en un 75%).
Pero hay que tener en cuenta esos pasajes no policíacos, que dotan al argumento de un tono entrañable. Ahí están el nacimiento de Naja, la recuperación del fracaso matrimonial de Anna, del que salió psíquicamente destrozada, ya que su marido perdió la vida en un accidente de carretera, en plena tramitación del divorcio. O también cabe añadir los ingenuos intentos celestinescos de Erica por unir a Dan con Anna.
Pues bien, ninguno de estas derivaciones del argumento principal, influyen para nada en los sucesos y derivaciones finales que llevarán a la detención del o de los asesinos.
He confesar que me ha gustado ese tono “a se” de la vida de familia y sus relaciones sociales. Se hace creíble. Patrick trabaja duro, con la conciencia clara de que está desatendiendo sus deberes de esposo y padre (tienen una hija).
Pero es que el poco habitual asesinato se las trae. Al principio parece un accidente de automóvil y exceso de alcohol, pero los médicos forenses descubren unas marcas en la boca y garganta de la supuesta conductora borracha. Si a eso le añadimos que la conductora no probaba el alcohol (ni la más mínima gota), el suceso requiere abrir una línea de investigación. Al comienzo será una maraña de datos indescifrables y sin sentido pero, poco a poco, van apareciendo casos similares en poblaciones, algunas cercanas, otras lejanas de Tanum. Y siempre los mismos métodos y el mismo perfil del asesinado. Y ahí se quedan ustedes, que yo me bajo, para no destripar la novela.
Y ya, para terminar, hay que afirmar que Camilla Läckberg sigue su camino. Se le puede alabar desde varios puntos de vista. Pienso que el primero es humanizar la novela policíaca. Ya ha habido intentos y logrados (Dorothy Sayers es el que me viene a la cabeza). Después, dibuja, diseña, esculpe (escojan las palabra que quieran) cómo son sus personajes, dejando en un segundo plano ambientes y paisajes. No así los ambientes sociales, donde es una maestra. Y por fin, la imaginación, la capacidad de contar historias inspiradas, bien trabadas y creíbles.
De todas formas, en honor a la verdad he de decir, que las tres novelas precedentes me han parecido mejores. De modo que, ¡ánimo!
|
|