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Colombia: Cuentos Cortos
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por Lorena Jiménez
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Al echarle un primer vistazo a la portada de este libro electrónico y a su título, “Colombia Cuentos Cortos”, es inevitable fijarse en la palabra “cuentos” porque, al leer dicha palabra, le hace a una imaginarse que lo que este libro encierra es una recopilación de cuentos tradicionales colombianos, o cuentos que algún autor contemporáneo ha escrito basándose en determinados aspectos de la cultura colombiana que han sido recopilados, o simplemente cuentos que el propio Eduardo Varela Cid ha escrito y reunido bajo el título que encabeza la portada.
Pero a medida que se van leyendo las páginas, nos vamos dando cuenta de que el contenido no puede englobarse estrictamente dentro del significado de la palabra “cuento” como narración ficticia. Pero sí “cuento” como un recorrido en la memoria a veinte años de la historia colombiana, al lado más negro y desgraciadamente más conocido internacionalmente de este país sudamericano: el narcotráfico.
Porque Eduardo Varela-Cid hace en este libro un recorrido al lapso temporal comprendido entre los años setenta y noventa del siglo veinte, un tiempo marcado por el nacimiento de ese gran negocio que es el tráfico de cocaína dentro del caldo de cultivo de una sociedad, la colombiana, marcada por la pobreza y por una situación geográfica que la convertía en centro ideal para la instauración del negocio del narcotráfico y de todos los fenómenos a él asociados: el "sicariado", el nacimiento de agrupaciones de narcotraficantes (los tristemente famosos cárteles) tan conocidas y poderosas como el de Cali o Medellín, las operaciones de blanqueo de dinero obtenido del tráfico de drogas…un negocio que extendió sus raíces a las más altas esferas de la política colombiana, al ejército, al deporte…y del que nadie estaba a salvo dada la tentación tan grande que suponía el dinero fácil y rápido, así como las grandes fortunas que se amasaron gracias al polvo blanco obtenido de la hoja de coca. Pero también muestra que muchos fueron los que intentaron oponerse a la expansión de este tráfico, y muchos de ellos también los que perdieron la vida al hacer peligrar un negocio tan próspero.
Así, el libro está cargado de nombres propios y de detenciones, redadas, escándalos, asesinatos… que hacen ver al lector lo peligroso y hermético del mundo del narcotráfico, al que como digo es muy tentador acceder debido al dinero fácil y tan necesario para esa Colombia sumida en la pobreza, y al que incluso daban el visto bueno los sacerdotes, pero del que no es nada sencillo salir de "motu propio". Nada sencillo si no se hacía en una caja de madera o abandonando Colombia en un autoexilio que no eliminaba el temor a encontrarse algún día con una pistola apuntando a la cabeza.
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