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| Biografía No Autorizada Del Vaticano
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| por Francisco J. Vázquez
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Soy un apasionado de la Historia, y cómo no, de sus misterios. Creo que no todo es como nos ha llegado, por más empeño que muchos historiadores pongan en intentar explicar el qué pasó o cómo ante un hecho determinado. Porque al final no es más que conjetura documentada. Las interpretaciones de los historiadores, aunque acertadas, no tienen por qué ser las correctas; y la documentación, aunque plausible, es alterable por la interpretación del que plasmó los datos.
Dentro de los enigmas con los que nos sorprende la Historia de vez en cuando, los referentes a la religión son los que más me encandilan. Quizá porque muchas veces damos por hecho muchas cosas que nos han llegado hasta nuestros días como verdades de siempre, y que al analizarlas fríamente no dejan de ser elementos imposibles en los que no caemos hasta evidenciar que la lógica dicta lo contrario. Es lo que tiene la religión, que la Fe a veces no nos deja ver más allá de ella.
Resulta curioso cómo del amplio abanico de temas que abarcan los misterios religiosos suelen escaparse casi siempre los referentes a la Historia Vaticana, sin duda tan apasionante como la que más, y mucho más terrenal y humana. Tanto que está plagada de elementos que pondrían los pelos como escarpias a los fieles. Y si lo dudan pregúnteselo a Santiago Camacho, autor de esta Biografía no Autorizada Del Vaticano.
La obra, excelentemente documentada, no tiene desperdicio. Puede parecer un libro antirreligioso o anticatólico por su contenido, pero nada más lejos de la realidad. Simplemente cuenta aspectos que son secretos a los ojos de la mayoría, algo que para la Iglesia no es nuevo ya que, para el Estado Vaticano, "todo lo que no es sagrado, es secreto".
Dice Camacho en su libro que "ha debido en múltiples ocasiones perder de vista la estricta observancia de la moralidad para asegurar su propia supervivencia e integridad". Y por lo que se puede encontrar en este libro, el autor se queda corto: intrigas palaciegas, hijos secretos, asesinatos encubiertos, relaciones con el nazismo, con la mafia, utilización de doble y triple moral en función de a quién se le aplique su disciplina, persecuciones, acoso, mentiras, sexo, lujo, lujuria, miserias... Nada malo parece habérsele escapado a este curioso y pequeño Estado, el único que ha tenido más poder que algunos emperadores y donde, curiosamente, sus designios han sido dirigidos en muchas ocasiones por manos no precisamente divinas.
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