| ¿Tan raro es el mundo en el que vivimos?
Comprendemos la existencia de las religiones, estudiamos practicamos la liturgia de cientos de cultos distintos y, en cambio, dudamos e incluso esbozamos un sonrisa cuando tenemos noticias de las manifestaciones de los ángeles, las posesiones demoníacas o los mensajes proféticos de santos o vírgenes. Sí, paradójicamente, así de raro es el mundo en el que vivimos.
¿Se nos oculta información sobre lo extraño?
A veces, aunque todo se reduce a un hecho mucho más simple: no queremos creer. Hay una gran cantidad de preguntas sin respuesta. Queramos reconocerlo o no, existen numerosos temas y casos que todavía son misterios por resolver. Hay demasiadas cosas sin explicación, demasiadas rarezas por desvelar. Deberíamos ser más humildes y aceptar que, en absoluto, conocemos nuestro mundo a la perfección. Ni es tan tangible, ni lo tenemos domesticado.
¿Cómo reaccionas ante una sonrisa incrédula de un lector?
Con el máximo respeto. Yo mismo soy un gran incrédulo. De hecho, lo que aparece en mi libro no son mis verdades o creencias. Mi objetivo con la obra es, simplemente, contar cosas.
Y dar respuestas, claro.
No, al contrario. Es un libro de preguntas. Me he limitado a seleccionar unos cuantos de los miles de sucesos increíbles que nos rodean con la intención de divulgarlos y decir "ahí queda es". Por otra parte, no soy nadie para dar respuestas. Tampoco las tengo.
Entonces, ¿dejas en manos del lector esas respuestas?
Bien, intento excitar su curiosidad, procuro que se interese, que se sorprenda. De hecho, el libro no va dirigido a los lectores especializados en este tipo de temáticas. Es divulgativo, para todo el mundo.
Va en la línea de tu libro sobre casualidades "los guiños del destino", que se ha convertido en un best seller internacional.
Sí, eso dicen, y la verdad es que tampoco ofrecía respuestas, sólo planteaba cosas. Raras, desde luego, pero nada más. En sí, es una obra que habla de extrañas casualidades.
¿La clave para explicar todos estos temas es ser directo?
La clave, quizá, es no pretender ser nada. Es prescindir de la pompa, las palabrejas extrañas o el argot y, tras documentarse convenientemente, limitarse a exponer aquello que has averiguado. Por decirlo de otra manera, es como presentarte ante el lector y, desde la honestidad, decirle "esto es lo que hay, esto es lo que yo sé".
¿De qué no habla tu libro?
De fórmulas mágicas, de profecías, o de artes adivinatorias. Trato casos reales, experiencias que han vivido personas como nosotros. También expongo fenómenos y cuestiones que no tienen respuestas.
¿Por ejemplo?
Pues mira, la obra cuenta con 41 capítulos y aborda alrededor de 300 hechos insólitos. Entre estos, repaso asuntos relacionados con las curaciones milagrosas, los seres humanos que arden espontáneamente y aquellos que caminan sobre el fuego, la existencia de los duendes, la levitación, el misterio de los cirujanos de ultratumba, los barcos fantasma, las posesiones, la sabiduría tecnológica de culturas antiguas, las casas encantadas, las estatuas parlantes, los monstruos, y las teletransportaciones.
¿Qué contestas a la frase "si no lo veo, no lo creo"?
Que en matemáticas 2 manzanas menos 3 manzanas nos da -1 manzana. Todos creemos en los números negativos pero nadie me ha enseñado nunca -1 manzana.
¿Qué fenómenos no puede negar la ciencia?
Desde un punto realista, la ciencia no debería negar ningún fenómeno. Ni tan siquiera aquella máxima de "la repetición de resultados obtenidos en laboratorio, certifica un teorema" resulta válida en nuestros días, donde lo tangible y cartesiano se uno a lo metafórico y cuántico.
¿Existe mucho fraude en las narraciones de hechos paranormales?
Sí. Es un terreno abonado para la notoriedad fácil y la manipulación. Te sorprenderías, no ya de la cantidad de freakies que hay tras estas historias, sino de lo que se llega a inventar.
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