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| | | Pablo Bujalance | | | por Pedro M. Valenzuela | | |
| | | Pablo Bujalance es poeta, novelista y periodista cultural. Ha publicado con la editorial Alfama su primera novela LÁZARO EN BABILONIA, donde el protagonista se encuentra con una curiosa facultad: puede resucitar a los muertos. | | | | Desde la ilustración de la portada, ±la resurrección de lázaro² de rembrandt, el lector se introduce en una historia distinta y dura, ¿no se te escapó de las manos al manejar ideas tan grandes? La distinción entre ideas grandes y pequeñas es a menudo arbitraria. Camus creía que el único asunto determinante en la filosofía es el suicidio, práctica ligada a la especie humana desde sus orígenes y de particular éxito en el último siglo. 'Lázaro en Babilonia' aborda asuntos como la muerte y el enfrentamiento a la misma desde el amor, causas de una contingencia común y generalizada por más que puedan parecer 'ideas grandes'. En realidad, desde mucho antes de empezar a escribir la novela tenía claro que quería contar algo, en esencia lo que encierra el libro. Que se me haya escapado de las manos resulta evidente, no tanto por la profundidad de las ideas sino por mi capacidad limitada para crear un mundo, pero también tenía asimilado desde el principio que una batalla semejante la tenía perdida de antemano.
¿Es una historia de zombis, humorística, religiosa, existencialista¥? Todo eso junto, imagino. La novela es la historia de una venganza, y, en el fondo, toda venganza, por ridícula, lleva dentro una importante carga de humor. Me gusta el humor que provoca al mismo tiempo la hilaridad y una acusación de conciencia. Tanto la Biblia como el existencialismo han recurrido a menudo a esta estrategia.
¿Siempre es más interesante presentar los temas principales y más importantes desde una apariencia secundaria o transversal? Los temas no me preocupan. Me preocupan los personajes. Son ellos los que provocan la entrada en juego de determinados temas. Mi trabajo al escribir 'Lázaro en Babilonia' ha consistido, en un 90 por ciento, en crear personajes lo mejor terminados que he sido capaz. El resto siempre es secundario.
¿Es este marco mezcla de supersticiones, creencias y espectáculo el escenario ideal para desarrollar la historia? Lázaro es hijo de su tiempo, de una época que se cree incrédula y pone su fe al servicio de los más diversos dioses, desde los fundadores tradicionales a los consoladores efímeros. Decidí ambientar la novela en la actualidad porque me resulta sorprendente la ferocidad con la que actúan ahora los dioses, tanto los nuevos como los de siempre: se muestran tan exigentes, rotundos e incapaces de mantener una mínima empatía con la humanidad como los primeros ídolos monoteístas de la Antigüedad, o los terribles Baales.
Los lugares comunes, guiños, nombres de personajes conocidos¥ ¿son recursos para confundir al lector o para agrandar la dimensión de la novela, complementando personalidades ficticias con prejuicios arraigados? Se trata más de bien de recursos para dar consistencia al mito. He intentado introducirme en una escritura mitológica y para ello, como todos los mitos, me he dirigido a lo que sobre la misma realidad ya habían interpretado otros tantos, sobre todo cristianos. La confusión que mencionas puede venir por el hecho de que el mito ofrece siempre una respuesta ante un determinado suceso y 'Lázaro' no ofrece respuestas, sino que hace preguntas.
Tras esta novela podemos ver que hay vastos conocimientos religiosos, filosóficos y literarios. ¿eran recursos que ibas necesitando o un abanico de herramientas al servicio del libro? Al proponer una escritura mitológica he puesto en bandeja, inevitablemente, una interpretación de la Historia. Para escribir 'Lázaro en Babilonia' he sometido a crítica lo que he sido capaz de comprender de la Historia Sagrada. No había más interés por mi parte, ni me he enfrascado en una exégesis teológica para alumbrar tal o cual conclusión. Todo, repito, ha estado puesto al servicio de los personajes.
¿Cómo entiendes la lectura de la biblia en la actualidad? Lecturas de la Biblia habrá tantas como individuos. Hay quien la lee como un cuerpo dogmático, como un libro de autoayuda, como un conjunto de mitos históricos y religiosos o como un hermoso ejemplo de antigualla literaria. Hay quien espera encontrar en sus páginas la solución a sus problemas, la respuesta a sus dudas y hasta un reflejo de su propia historia. Hace poco, José Saramago dio su propia versión al definirla como un catálogo de malos consejos. Pero es evidente que, si sólo hubiera sido esto, su lectura no habría estado prohibida en buena parte de Occidente durante casi dos mil años.
"Lázaro es hijo de su tiempo, de una época que se cree incrédula y pone su fe al servicio de los más diversos dioses, desde los fundadores tradicionales a los consoladores efímeros." |
También son ineludibles referencias a kafka o nietszhe, ideas clásicas pero lavadas la cara. Ese trabajo corresponde a los críticos. Ellos han señalado ambas influencias, y me alegra porque la lectura de 'La metamorfosis' y 'La genealogía de la moral' han sido capitales en mi trayectoria.
La relación del protagonista con lo divino va adaptándose a la dura realidad, siendo la toma de conciencia y la voluntad las claves que forman los personajes. Sí. La voluntad define buena parte de la novela, pero no como un tema que pueda extraerse de la misma; ocurre así porque el protagonista decide emplear su propia voluntad como motor primero de su vida. Y lo hace cuando quienes desde su infancia han suplantado su voluntad deciden quedarse callados ante su propia adversidad. En el fondo, la consagración de la voluntad es el último recurso de los desesperados. Y puede esperarse cualquier resultado.
Se nota en el ritmo de la novela cuándo el escritor también es poeta, algo particularmente explícito en algunos capítulos. ¿intencionado o incontrolable? No concibo la escritura de una novela o de cualquier texto literario sin el desarrollo de un lenguaje poético. Es decir, de un lenguaje creador en sí mismo en la forma, independientemente de lo que cuente en el fondo. De un lenguaje responsable de su propia estética, más allá del género o el argumento. Ya sea un lenguaje barroco o clarificadoramente explícito, entiendo que la aspiración poética debe sostenerse en cualquier creación literaria. De lo contrario, no me interesa.
Sobre tu método de trabajo, hay escritores que hablan de trabajar por la madrugada por los motivos más variopintos, algo que queda muy comercial; en tu caso creo que trabajaste la novela de madrugada, pero no trasnochando, sino madrugando. Yo escribo cuando puedo. Y cuando puedo es por la mañana temprano. Pero no tiene más importancia. Posiblemente, si mis circunstancias fueran otras cambiaría mis horarios. Y no pasaría nada. Hay cierta fascinación por la imagen del escritor en faena, por sus hábitos, que responde, curiosamente, más a una cierta ambición de considerar la escritura una categoría profesional por parte de algunos que a la bohemia que simulan otros.
La idea de publicar esta historia me imagino que sería una decisión firme pero arriesgada. ¿cómo ha sido la experiencia editorial, tanto por tu parte como por alfama? La experiencia ha resultado fructífera por cuanto Alfama ha concedido a la novela una distribución que resulta para mí más que satisfactoria. Además, la editorial me ha permitido participar en todos los procesos, desde la misma edición a la promoción, lo que ha ampliado notablemente mi ya acusado sentido de paternidad para 'Lázaro en Babilonia'. Esta proximidad es la gran ventaja con la que contamos los autores en las nuevas editoriales independientes. Para un debut como el mío, el balance es altamente positivo.
Y para terminar, la pregunta inevitable: ¿cuáles son tus próximos proyectos? ¿seguirás combinando poesía y novela? Presentaré en un par de meses con Alfama un libro que recogerá una selección de poemas escritos entre 2004 y 2008. Y espero terminar una nueva novela para después del verano. Así que, por el momento, lo de la combinación se cumple. Ya veremos más adelante.
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