| Señor ares, ¿cómo y cuándo supo usted que lo suyo iba a ser la historia? A eso de los 13 años hubo un punto de inflexión. Yo siempre había querido ser médico y estudiar medicina. Pero cayó en mis manos la posibilidad de hacer una cosa de Tutankhamón y desde entonces hasta ahora han pasado casi dos décadas estudiando, leyendo y viajando al país de los faraones. Al mismo tiempo, más que por la historia, mi interés por el mundo de los enigmas que rodean al ser humano es algo que desde pequeño me ha acompañado. Los libros de Däniken, por ejemplo, aunque no eran los más apropiados me hicieron ver, comprender nuestro pasado de forma diferente. Con el tiempo me di cuenta que tanto este autor como otros no hacían más que decir estupideces. Sin embargo, lo que me interesaba era el trasfondo del problema. Que ellos solucionaran todos los interrogantes de la Antigüedad con la presencia de extraterrestres, teoría a todas luces absurda, eso no significaba que el problema tuviera solución por otro lado. El interrogante seguía ahí y más en el caso de Egipto.
Tiene usted una creciente bibliografía a sus espaldas relacionada casi toda con dicho tema, con egipto. ¿cómo es que ha abierto tanto el campo al publicar "la historia perdida"? Mi interés por los enigmas históricos en general me ha llevado en más de una ocasión a viajar, documentarme e investigar algunos de ellos. Aunque por encima de todo está el mundo faraónico y sus pirámides, me parecen apasionantes los problemas que presentan situaciones y circunstancias como la autoría de las obras de Shakespeare, el simbolismo de las Meninas, la muerte de Glenn Miller, etcétera.
¿De verdad es la historia tan misteriosa como nos la pinta en ese libro? No hay más que encender la televisión o escuchar la radio para darse cuenta de ello. Hoy estamos buscando a Bin Laden y a Sadam Hussein. Todo lo que corre alrededor de estos personajes son interrogantes, lo que para muchos los convierten en personajes apasionantes desde el punto de vista histórico. Lo mismo ha sucedido a lo largo de la historia con otros personajes o situaciones como las que describo en el libro. Todos ellos cuentan tras de sí con un interrogante que los singulariza y les confiere personalidad propia.
De todos los temas que ha ido estudiando e investigando para este libro, ¿cuál o cuáles son los que realmente más le han llamado la atención? ¿por qué? Me apasiona la segunda mitad del siglo XVI y en especial la vida de la princesa de Éboli. Es mi otra gran obsesión después de Egipto (y la música de Jean Michel Jarre, por supuesto). He trabajado muy a fondo la biografía de esta mujer y la de los personajes que la rodearon. He seguido el mismo periplo que ella realizó en vida y cuento en mi biblioteca con todo lo que se ha publicado sobre ella en libros, monografías, artículos, películas, documentales, etcétera.
De forma análoga, y ampliando el campo a su pasión por egipto, ¿qué tema o temas son los que más le han fascinado de los que ha investigado hasta la fecha? El legado de Tutankhamón es quizás uno de mis preferidos. Con él empecé a apasionarme por la egiptología, por lo que cada vez que he conseguido alcanzar algún objetivo en mi investigación relacionado con él, he sentido algo muy especial. No solamente el hecho de estar en su tumba que visitan montones de personas a diario, sino la oportunidad de visitar la casa de Howard Carter, el descubridor de la tumba en 1922, junto al Valle de los Reyes de Luxor, o dar con datos inéditos sobre la vida y obra de este personaje, son algunas de mis mayores satisfacciones.
Usted de forma ocasional hace referencias en sus obras a cuando siendo joven leía libros de tal o cual autor, que lo acercaban a tal o cual misterio. ahora, con el tiempo, siendo usted ya toda una personalidad al respecto y habiendo investigado in situ mucho de eso que antaño leyó, ¿qué siente nacho ares? Como decía un poco más arriba, leer a Däniken, Sitchin, Kolosimo, etc. Me dieron por una lado la posibilidad de conocer otros lugares del planeta de los que no había oído hablar nunca. Por otro ofrecía una interpretación de la historia que si bien de niño me apasionaba, con la madurez te vas dando cuenta de que, sencillamente, no..., vamos... que no. Sin embargo, insisto, no por ello creo que muchos enigmas de la Antigüedad están explicados por la historia tradicional.
¿Cómo surge y se elabora una investigación suya? ¿usted es de los que se presentan sobre el terreno para ver y analizar o de los que se escudan detrás de los libros sin pisar? ¿o un poco de ambas? Lógicamente, antes de ir a un sitio hay que documentarse. Si no, estás perdido y puedes desaprovechar la oportunidad de ver o preguntar in situ un montón de cosas si ya de antes la desconoces.
Sr. ares, ¿cree usted que hay mucha gente dedicada a investigar la historia antigua que no aplica el rigor histórico en sus trabajos y en sus conclusiones, y que pueden con ello originar misterios donde no los hay? Pues sí, al igual que sucede en otros campos del saber y de la investigación. En revistas de las llamadas especializadas de temas enigmáticos se puede leer con frecuencia afirmaciones como, por ejemplo, que la Gran Pirámide fue una central nuclear en la Antigüedad o que nunca se ha encontrado una momia en el interior de un monumento de este tipo, por lo que las pirámides no son tumbas. Hay mucha gente que se lanza a afirmar cosas sin ningún respaldo científico. Yo mismo he llegado a equivocarme en alguna ocasión en cosas de este tipo, pero cada vez voy más con pies de plomo.
Usted dirige actualmente la prestigiosa revista de arqueología. ¿cree usted que con el tiempo la arqueología pondrá punto y final a muchas especulaciones sobre los misterios de la historia o que, por el contrario, siempre estará enfrentada a ellos, sin resolverlos? Los historiadores hacen Historia a partir de las fuentes, ya sean documentales o arqueológicas, y de la interpretación de éstas. Por lo tanto, siempre habrá problemas.
No quiero desaprovechar la ocasión para preguntarle algo que a mi me apasiona también. sr, ares, ¿quíen construyó las pirámides? ¿por qué y con que propósito? Su tabaco, gracias... No, en serio. Es la pregunta del millón. Las pirámides las construyeron los egipcios, no sé si en época faraónica o prefaraónica, pero sin lugar a dudas fueron ellos y, creo, que sin ayuda de nadie. Su finalidad es más que sobradamente funeraria. No solamente estaban rodeados de monumentos de estas características, sino que los propios egipcios llamaban a las pirámides tumbas. A pesar de todo, no todas las pirámides son iguales ni tuvieron el mismo significado por lo que la Gran Pirámide, por ejemplo, podría ser otra cosa además de lugar de enterramiento o ceremonial funerario, como un enclave astronómico, iniciático, etc.
Por último, ¿qué nuevos proyectos literarios tiene en marcha nacho ares? Ahora mismo estoy metido en dos proyectos diferentes. Uno de ellos de Egipto y otro no. En cualquier caso, tardarán en salir porque este año me lo voy a tomar un poco sabático.
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