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Yo, Vicente Ferrer
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por José Luis Zamora
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La mayoría de las novelas históricas que se pueden encontrar en las librerías tienen poco de históricas. En muchos casos me recuerdan a las clásicas novelas policíacas trasladadas a otras épocas, en especial la Edad Media. Con asiduidad en los últimos años se pretenden colocar como veraz teorías con más o menos bases de Marías Magdalenas, tesoros templarios, búsqueda de objetos sagrados... Libros que, no necesariamente carecen de calidad, entretienen y en algunos casos alcanzan importantes ventas. Pero sus fundamentos históricos son débiles a pesar de que se pretendan vender como tales.
Esta novela que os comento es otra cosa. En ella Jesús Caudevilla ha descrito con escrupulosidad la vida de un personaje, Vicente Ferrer, que en sus tiempos ostentó gran influencia entre reyes y Papas, entre los nobles y el pueblo. Gentes que quedaban paralizadas escuchando sus encendidos sermones. También ha sabido recrear, y eso para mí es importantísimo, el ambiente y los lugares en esa época medieval. Y una de las cosas que me ha gustado mucho es que está escrita en primera persona. Es el propio fraile el que nos cuenta la historia de su vida, sus pensamientos y sus reflexiones. Penetra en su mundo interior desnudando para el lector al personaje.
El relato se inicia en Vannes (Bretaña) en la primavera de 1419 cuando el fraile dominico está postrado en el lecho de muerte. A partir de ahí se produce un salto en el tiempo hasta su niñez en Valencia y se recrean los setenta años de su existencia. Se pasó los últimos veinte recorriendo pueblos y ciudades de los Reinos de Aragón y Castilla, de la actual Francia, del Norte de Italia, de Suiza... Conoceremos su nombramiento como legatus a latere Christi y su labor de azote a los herejes e infieles. Sus continuos combates contra demonios, y sus auxilio a los enfermos... Y también con él entraremos en hechos históricos como fueron el Compromiso de Caspe, la Disputa de Tortosa o el fin del Cisma de Occidente...
Leyendo la obra han habido momentos en los que he sentido escalofríos. Especialmente en la descripción de esas procesiones de penitentes que al declinar el sol entraban entre cánticos en las ciudades azotándose sin piedad con sus flagelos y las escarpias descuartizaban la carne al tiempo que manchaban la tierra de sangre... Atrapado por la lectura, en algunos momentos, mi imaginación ha volado hasta contemplar esas imágenes como si las estuviese viendo en persona. Ha sido una sensación muy personal que no me resisto compartirla en este comentario.
Creo que el novelar la vida de este personaje no era fácil pero a mi entender el autor ha sabido crear una historia creíble y que te engancha desde sus inicios. Ha acercado al lector esa figura histórica que se autodenominó El Ángel Del Apocalipsis. Estoy convencido de que esta obra gustará tanto al que se considere creyente como el que no. Ya se sabe que las mismas palabras, los mismos hechos para unos pueden ser disparatados y para otros sublimes. Espero que a otros esta novela despierte las mismas emociones que a mí. Aunque ya se sabe que en esto de la lectura hay gustos y opiniones de todo tipo. Esa es su grandeza. Y todo lo escrito anteriormente es mi modesta opinión que he deseado compartir. Y si a alguien le ha servido, me doy por satisfecho. |
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