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Rambo. Acorralado
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por David Yagüe
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Antes de leer esta novela de David Morrell (un catedrático en literatura norteamericano, escritor de best-sellers poco conocido en nuestro país), pensé que escribir este comentario tendría poco sentido. ¿Qué se podía decir de Rambo que no estuviera dicho ya? Es difícil aportar nada nuevo de este icono fílmico y casi social. Pero olvidaba que muchas veces las adaptaciones cinematográficas y sus originales siguen caminos muy distintos.
Y así es, porque el Rambo de celuloide, encarnado en esa mueca informe de Silvester Stallone, fue el veterano herido y traicionado por la sociedad norteamericana tras el fiasco de Vietnam, era la revancha de la derrota, el hombre que aún traicionado volvía una y otra vez para servir a su país. Era, en definitiva, un héroe casi absoluto incluso en la primera parte, ACORRALADO, basada en la novela que nos ocupa y donde Rambo se enfrentaba a las autoridades, casi obligado, forzado por la desfachatez de un chulesco alguacil provinciano. Al final, Rambo terminaba entregándose, volviendo al redil.
El Rambo de Morrell, en cambio, es un ser asocial, un soldado perfecto destrozado por la experiencia bélica. Incapaz de convivir en sociedad, Rambo se enfrenta a los policías de Madison con una actitud desafiante, a mitad de camino entre la demostración de su propia libertad y su deseo por volver a la acción. Rambo es un psicópata, un carnicero que no duda en matar, matar y matar. Su duelo con el sheriff Teasel, el otro pilar de la novela, antiguo veterano de Corea, parece remontarse al mito del duelo entre la dura Ley y el atractivo caos del western clásico, entre el sheriff y el forajido. Con un final trágico que se resuelve de la única manera posible, sin felicidad, sin banderas de barras y estrellas hondeando, sin vueltas al redil.
Así pues queda un thriller con fondo y mensaje muy distinto al mito de Rambo que todos conocemos, aunque sus peripecias sean similares a las cinematográficas. El estilo seco de Morrell, su inclusión en las psiques de los personajes (sin excesos pero mucho más de sus alterego cinematográficos) nos adentran en un relato más oscuro y más humano. Violento en grado extremo y tenso donde la acción, el nervio de la cacería humana (pero ¿quién es cazador y quién presa?), lo impregna todo.
Sin ser una obra maestra, este Rambo es un buen thriller de acción, explosivo, que sorprenderá a los que ya conozcan al personaje fílmico y que entretendrá a todos. |
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