|
Perfil Asesino
|
por Juan Carlos Eizaguirre
|
|
PERFIL ASESINO, reeditada en 2008, es la segunda novela de John Connolly traducida al español hará cuatro o cinco años. Habiendo leído ya seis de sus trabajos, he llegado a la fácil conclusión de que estamos ante un escritor original. Sus libros se salen de los cánones convencionales tanto de la novela policíaca como de los thrillers, aunque hay que decir que se sirve de ambos para construir parte del armazón de la historia o historias de cada una de sus novelas. Pero hay algo más; quizá sea un cierto tono siniestro que no incurre en el terror ni en el sadismo, pero que sí puede resultar muy desagradable a muchos lectores. Me refiero, por ejemplo, a las descripciones de cómo quedan los cadáveres después de un asesinato, el aspecto físico de los asesinos…
Me dicen, yo no lo he encontrado y tampoco he puesto excesiva diligencia en ello, que ha escrito recientemente un libro dedicado a los niños, en el que explica por qué es tan crudo en los temas que trata y en la forma de describirlos. Realmente estoy muy interesado en conocer las intenciones de fondo de este autor, pues me da la sensación de que hay cierta denuncia social; sobre todo a la impotencia de las fuerzas del orden para frenar a los asesinos en serie y los abusos sexuales a menores.
Por eso su protagonista principal es un justiciero detective privado, Charlie Parker que, después de ser asesinadas su mujer y su hija, deja la policía y se dedica a “impartir justicia” por su cuenta, matando sin piedad a toda una serie de seres malignos a los que la policía no llega. Esto último es un guiño a la novela negra tradicional americana, que algo de eso hay en el antihéroe detective Parker, que también ha tenido problemas con la bebida e incumplido muchas veces las leyes en su trabajo de búsqueda de criminales.
Pero es que además no todo queda ahí. Parker sufre mucho en su mundo interior. Lo que Connolly llama los fantasmas interiores, se le aparecen al detective de una manera difusa y prácticamente irreconocible; unas veces son buenos, otras agentes del mal. Casi siempre suele ser durante el sueño. Estas situaciones recurrentes a lo largo del libro conducen al lector a hacerse una idea frágil de Parker, cosa que no resulta así. Es como una pequeña trampa, para amenizar el relato, que da muy buen resultado.
Les recomiendo que lean a Connolly. Entre la muchedumbre de escritores de novelas de intriga o thrillers, es uno de los pocos que destaca o, diciéndolo de una manera menos demoledora, está en el pelotón de cabeza.
|
|