|
Pa Pa Pa
|
por Francisco J. Vázquez
|
|
Hay historias conmovedoras que llegan al corazón. Y lo que nos cuenta Han Shaogong en su libro PA PA PA es un claro ejemplo de ello.
Un joven retrasado es el hazmerreír de una remota y perdida aldea de la China profunda. En su mente es recurrente la llamada a un padre que lo abandó sin conocerlo y el insulto continuo a una madre que lo desprecia y que nunca llegó a aceptarle. Apenas sabe hablar, es el blanco de palizas, burlas e insultos por parte de aquellos que deberían protegerlo. Parece que es ajeno a todo, pero la verdad es que es consciente de una realidad propia y personal interior que no ha elegido y por la que protesta como puede, sabe o le dejan.
Bingzain, que así se llama, no deja de ser bufón de su propia aldea. Pero su verdadera historia personal se haya oculta más allá de las risas de sus convecinos; y es que hay un punto de inflexión en toda historia en el que las cosas cambian. Aquí también ocurre...
Adictos a las leyendas y tradiciones, muchos de sus pueblerinos vecinos empiezan a ver en el joven retrasado un referente concreto, el protagonista de una sucesión de elementos que, más cercanos a las supersticiones que a la realidad tangible, lo empiezan a convertir en un gurú de la aldea. Atrás van quedando las sornas, las bromas, los golpes o las chanzas... Todo no sólo por miedo a que en el muchacho se cumpla una profecía no escrita en la que todos creen, sino porque las condiciones de vida en el pequeño pueblo son cada vez más difíciles y el ser humano tiende a focalizar su inseguridad de algún modo.
Lo que antes era un pueblo aparentemente tranquilo y olvidado se convierte de pronto en una población alterada por rencillas con la aldea vecina. El miedo y la incertidumbre a un enfrentamiento armado hace que la tensión crezca y se masque en cada casa, cada calle, cada espacio. En esas circunstancias, Bingzain surge como figura emergente y se convertirá, sin quererlo (probablemente también sin sospecharlo), no sólo en el revulsivo que necesitaba su gente sino también en la persona que cambiará los destinos de su pequeño poblado.
|
|