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La Puerta Al País De Las Mujeres
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por Pedro Jorge Romero
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Desde mi punto de vista hay dos formas de escribir una novela feminista (y el lector deberá tener en cuenta que ésta es la opinión de un hombre): se puede coger el camino fácil o el difícil. Lo fácil es invertir una situación común (por ejemplo, las mujeres dominan a los hombres). Esa aproximación es muy habitual, recuerdo ahora mismo la novela "Lengua Materna" donde la trama se planteaba sobre una supuesta enmienda a la constitución de los Estados Unidos que declaraba a las mujeres como inferiores. Por supuesto, el machismo resultante es tan fácil de criticar que en el fondo no se gana nada. ¿Qué sentido tendría ahora una novela que criticase el racismo del sur de los Estados Unidos antes de la guerra civil americana? Creo que ese tipo de aproximaciones sólo pueden funcionar las primeras veces; la sátira tiene el defecto de perder su fuerza con gran rapidez.
Lo difícil es intentar ir un poco más allá, intentar buscar los aspecto del mundo, tal y como hoy es, que sean dignos de criticarse. Lo inteligente es escribir "El Hombre Hembra" de Joanna Russ, que sigue pareciéndome la mejor (y una de las mejores novelas de la historia de la ciencia ficción).
Por suerte, muy a pesar de sus críticos, Sheri S. Tepper es una mujer muy inteligente. No sólo ha sabido contar una historia profundamente humana, con grandes personajes y un escenario creíble, sino que además ha sabido impregnar su mundo de un trasfondo moral que dota a la novela de un gran interés.
Unos trescientos años después del holocausto nuclear, la sociedad humana se ha estructurado de forma que las mujeres viven en ciudades amuralladas, junto con algunos hombres que han elegido vivir con ellas. Más allá de la puerta al país de la mujeres viven los guerreros. Cada mujer debe entregar a sus hijos varones cuando tienen cinco años para que sean educados por sus padres guerreros. En cualquier momento entre los quince y los veinticinco años el joven puede elegir regresar con las mujeres. Mientras tanto, su vida se reduce a la actividad militar, ya que los hombres defienden las ciudad de los ataques de las ciudades enemigas.
La narración se centra en la vida de la concejala Stavia. En una serie de flash-backs, asistimos a su infancia. Su primer amor la lleva a entregarse a un joven soldado que sólo busca descubrir los secretos que supuestamente permiten a las mujeres mantener el control. En uno de los episodios asistimos a su primero contacto con la brutalidad que hizo necesario establecer el sistema de ciudades y milicias.
Paralelamente, leemos una fascinante obra de teatro, que las mujeres representan sin cesar en sus ciudades. La obra transcurre justo después de la caída de Troya y que relata la reacción de varias mujeres ante el acontecimiento (variaciones de Eurípides). La obra tiene mayor importancia de lo que parece, y el lector hará bien en prestarle atención.
Lo interesante de este libro, lo que lo hace especial, es la profundidad de sus personajes protagonistas. Deben tomar decisiones repugnante (que incluyen el genocidio) para mantener la sociedad en la que viven. En otras novelas, ese hecho no tendría la mayor importancia, estando como estamos acostumbrados a las obras en las que el protagonista mata sin piedad. Pero así, los personajes sufren por las decisiones que han tenido que tomar (como cuando matan a un grupo que les asalta) y son conscientes de pagar un precio muy alto por el futuro al que aspiran. Ese sufrimiento es lo que da credibilidad a la obra e invita a la reflexión posterior.
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