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| El Árbol Familiar
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| por Pedro Jorge Romero
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A Dora Henry le crece un hierbajo en el jardín. Aunque el jardín realmente no le pertenece; es de su marido Jared, un ser distante y obsesionado con el orden, que la trata como empleada del hogar y cocinera en lugar de esposa. Dora Henry es policía y carga con un complicado pasado familiar que se desvela con maestría en un espléndido primer capítulo, rebosante de fuerza, que presagia otro tipo de libro.
Ésa es la primera línea argumental de la novela.
Un día, de forma inesperada, Jared es aparentemente atacado y envenenado por el hierbajo del jardín cuando se disponía a arrancarlo. Dora consigue llegar a tiempo para salvarle la vida, pero también para comprender su situación y decidir abandonarle. Y pocos después, toda la ciudad, y más lentamente el resto del mundo, se llena de extraños árboles que saben muy bien como llevar los asuntos humanos.
La segunda línea argumental transcurre en un mundo fantástico donde una extraña comitiva parte en busca de la solución a sus propios enigmas, encontrándose por el camino con seres extraños y lugares asombrosos. Es esta la parte más divertida del libro, en contraste con la mayor seriedad de la primera, en la que la autora se permite hacer más bromas y permitir diálogos chispeantes llenos de humor. Es además, la sección que contiene más juegos con el lector.
La gracia del libro está en que poco a poco descubramos las relaciones entre dos narraciones tan curiosamente disímiles, tarea que la autora acomete con gran habilidad. No sólo es interesante la historia fantástica de Orejas de Ópalo, los príncipes Sahir e Izakar y demás miembros de la comitiva, sino que la trama de asesinato e investigación en la que se ve inmersa Dora Henry también lo es.
La combinación de dos tradiciones narrativas tan diferentes, la negra y la fantástica, da un fruto que mantendrá interesando a cualquier lector. Los diálogos son ajustados y humorísticos, los personajes variados e interesantes, y la fábula está llena de aventuras y atractivos. Un cóctel al que es prácticamente imposible resistirse.
Porque de eso se trata, de construir una fábula ecologista en la que elemento de una historia se entrecruzan con elementos de otra para justificarse mutuamente, haciendo que el tema tratado resuene con mayor dinamismo y convicción. Y mientras Sheri S. Tepper se concentra en los aspectos fabulosos y puramente ecologistas, todo va bien, pero cuando intenta justificar, al final, ciertos comportamientos, el libro pierde buena parte de su fuerza. En las últimas veinte páginas el libro se rebela contra sí mismo y viola su propia lógica para intentar que aceptemos cosas, en el mismo contexto de la novela, simplemente inaceptables.
Sin embargo, el disfrute de "El Árbol Familiar" está más que garantizado. Es uno de esos raros libros amenos que trata cuestiones importantes, que hace pensar ofreciendo una historia extraña llena de maravillas sostenida por una sólida estructura.
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