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Gothika
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por Francisco J. Vázquez
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Analisa es una jovencita de clase alta que ha tenido mala suerte en la vida. Su padre decidió quitarse la vida de forma trágica cuando ella era apenas una niña. Y tuvo la desgracia de ser ella la descubridora del cuerpo colgado del techo de su estudio. Su madre, a causa del suceso, se dejó morir perdiendo en el camino la cabeza. Apenas siendo una adolescente fue ingresada en una institución de prestigio, alejada de todo y todos. Su único pariente, su rica tía Emersinda, no pudo o no se quiso hacer cargo de ella.
Pasados los años, cuando Analisa ya ha cumplido la mayoría de edad y está de nuevo en Madrid, en la casa de sus padres convertida en una rica jovencita, recibe la llamada urgente de aquella tía que no se ocupó de ella a la muerte de sus progenitores. Emersinda se muere, y quiere verla antes de cruzar el umbral de la muerte. ¿Quería arrepentirse quizá de sus actos? ¿Contarle por qué la dejó sola cuando la necesitaba? No le hace mucha gracia la idea de viajar desde su Madrid a la lejana zona de Estepa, donde reside la anciana moribunda, pero no puede negarle la última voluntad a su tía...
Una vez allí los días se convierten en un auténtico suplicio para Analisa. Extrañas pesadillas se introducen en sus sueños, tanto que el cansancio por la falta de descanso y el malestar causado hacen pronto mella en sus delicadas facciones. Como si de una enfermedad se tratase las pesadillas consumen poco a poco a la jovencita. Tanto que un día despierta dentro de un ataud, en el mausoleo familiar. A su lado yace el cuerpo de su tía, aparentemente muerta. Aterrada por la 'equivocación de enterrarla' la joven lucha por escapar de aquel lugar lóbrego y aterrador. Pero cuando lo hace descubre que algo ha ocurrido... siente la punzada del hambre, y no precisamente de alimentos sólidos y cocinados...
Gothika es la obra ganadora del IV Premio Minotauro de Literatura Fantástica, con el que se hizo la escritora y periodista Clara Tahoces. Adentrándose en el mundo de los no muertos, nos presenta un libro lleno de situaciones aterradoras en las que el vampirismo que todos conocemos por los clásicos deja de ser un dogma para convertirse en una revelación. Los crucifijos ya no son ese arma infalible que protegía a los desdichados aventureros que se topaban con una criatura maligna. La luz ya no es salvoconducto de tranquilidad para los seres humanos. Los sentimientos, los recuerdos, las decisiones basadas en el sentido común o en el corazón son parte importante de la existencia de los no muertos. Todos nuestros conocimientos, aprendidos a través de la rumorología popular, de la tradición, de las creencias, quedan atrás sin sentido ante las evidencias de la evolución, de la adaptabilidad, del afán por mantener una vida fuera de la vida.
Resulta curioso como con su obra Gothika Clara Tahoces consigue crear en el lector una maraña de sentimientos encontrados hacia uno de los principales actores de su obra: Analisa. En ella encontramos pasajes en los que es una victima que sufre y por la que sentimos pena y desasosiego. Sin embargo también es una cazadora despiadada, sin escrúpulos cuando se trata de conseguir su elemento vital, y es ahí donde consigue que la odiemos, e incluso que la temamos. Contradicciones que se exponen a los ojos del lector ante los remordimientos, ante los actos de ira, ante el amor hacia unos humanos o el odio visceral hacia otros... Un elemento importante de la novela es que Clara nos hace un recorrido por los casi doscientos años de existencia de Analisa, trasladándonos no sólo a los lugares donde se ha desarrollado su vida (paradójica palabra teniendo en cuenta que es un ser a medio camino entre ambos mundos), sino también a las circunstancias que por designios del destino le tocó vivir: Doscientos años de la historia de nuestro país pasan ante nuestros ojos a lo largo de las páginas de Gothika, donde juega un papel primordial el elemento de la no linealidad del desarrollo.
El punto álgido de la trama se desarrolla en nuestros días, donde los ambientes góticos, fuera del tópico típico de considerarlos marginales, desarrollarán unos desenlaces que pondrán los vellos de punta a quienes se hayan atrevido a discurrir por los pasajes de Gothika. Sin duda el destino es caprichoso, y las vidas de personajes anónimos se cruzarán, dando lugar a un desarrollo escalofriante del que, salvando las distancias, todos podríamos ser protagonistas.
Gothika es una obra que ya tiene en sus páginas haberse convertido en una obra de culto. Clara Tahoces nada tiene que envidiar a Anne Rice, porque su Analisa ha pasado a convertirse, desde ya, en un referente del vampirismo.
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