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El Último Gran Unicornio
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por Silvia Rodríguez
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El Último Gran Unicornio es un pequeño gran libro, una de esas historias que hacen reflexionar, que transmite enseñanza y consuelo, y en el que la autora toma como protagonista a un pequeño unicornio. Un animal excepcional y legendario, que va a realizar una búsqueda a lo más profundo de su ser, de su identidad; una parábola magistralmente trazado sobre la aceptación de uno mismo y de lo que nos rodea.
A caballo entre el relato mitológico y la fábula, es un canto a la diferencia, al respeto por la esencia. Nuestro unicornio protagonista, arrojado a un mundo que no entiende ni siente suyo, inicia una búsqueda por partida doble; anhela encontrar a su madre, hecha presa debido a un extraño encantamiento, y a algún congénere suyo con el que poder identificarse. Si ya de por sí estos mágicos seres son fruto del imaginario colectivo, en el relato aparecen también como los únicos que pueblen el escenario “a lo cuanto de hadas” en el que está enclavada la acción. Sólo en este tipo de entornos, de ensoñación y, hasta cierto punto, de evasión, los diferentes se sienten a gusto, respetados, realizados.
Clara Tahoces utiliza al unicornio de manera metafórica para hacer una defensa de aquellos que no se identifican con la masa impersonal, amorfa... De los que no encuentran su lugar en el mundo y que no se valoran precisamente por eso, por no actuar o pensar que el resto; de entre éstas sabias páginas el lector puede aprender a quererse, respetarse y a confiar en su propio juicio y a dejar de angustiarse por la continua búsqueda de aprobación. El unicornio, en su soledad, conocerá el desprecio, la incertidumbre, la maldad, pero también la solidaridad, la ayuda desinteresada, en un continuo juego error–aprendizaje. De la inicial frustración, desconcierto y desamparo, pasará a una etapa de aceptación y aprendizaje. Y se hará fuerte.
Como he dicho, el contexto en el que se desenvuelve nuestro protagonista es totalmente mágico y encantado; reyes, princesas, animales parlantes, seres sobrenaturales, conjuros maléficos y, por supuesto, moraleja final. Moraleja que cada cual tomará de manera subjetiva, según sus vivencias, según sus circunstancias vitales.
Un cóctel a lo Coelho–Grimm–Samaniego del que resulta tan agradable cuento para mayores... y para leer a los más pequeños, ¿por qué no? Aparte de lo que puede aportar su lectura a cada lector, podría ser tomado incluso como “libro de crecimiento personal”, “manual de auto–ayuda” o, para más pretensión, como “libro de cabecera” incluso para las generaciones más jóvenes.
Y una manera excepcional para adentrase en el apasionante mundo de la lectura, ya que, precisamente, es de lectura muy amena y relajada; además, supone un balón de oxígeno ante la vida real, no siempre fácil y agradable. Una ocasión perfecta para volver a ser niños y recuperar nuestra innata capacidad para soñar y poder volar sin los anclajes que nos anulan y bloquean.
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