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Expiación
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por Juan Carlos Eizaguirre
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Ian MaEwan es uno de los mejores escritores contemporáneos del Reino Unido. EXPIACIÓN es una ambiciosa novela, aunque quizá no sea la mejor que ha escrito. A mí me gustó más SÁBADO, por ejemplo.
Pero situándonos en la novela que nos ocupa y que ya hemos afirmado que es un trabajo ambicioso, vamos a ver el por qué. Primero porque es una novela dentro de otra novela varias veces. En principio estas meta novelas tienden a despistar al lector; sobre todo por el uso dado al tiempo y a los dispares escenarios, así como a los cambios de ritmo narrativo, pasando de tercera a primera persona, la técnica de las cartas cruzadas… Y aunque hay que decir que el escritor sale airoso y ha construido una gran novela del mencionado género, también debo afirmar, en segundo lugar, que es una obra difícil de leer: exige mucha concentración y memoria, no sólo de nombres, sino de la edad de los personajes en los distintos momentos de su vida, en los que McEwan irrumpe sin avisar.
La crítica ha puesto esta obra por las nubes. Ya sólo con esta afirmación no habría que decir más. Pero yo me atrevo a insistir: extraordinaria novela para lectores avezados. Porque, ustedes me dirán: resulta que un personaje infantil pero protagonista, la niña Briony pasa en el transcurrir de la novela (período de Entreguerras hasta nuestros días) a ser la verdadera escritora de muchas de las novelas internas, pero que McEwan camufla.
También resulta sorprendente la relación de pasión y odio entre Cecilia, la hija mayor de una rica familia rural, y el hijo del guarda, Robbie Turner, al que el dueño de la casa ha costeado los estudios hasta la universidad.
Quizá pueda parecer un poco pesimista esta obra de McEwan, pero pienso que el autor no hace más que contar lo que hay en la sociedad de nuestro tiempo: sobre todo egoísmo y una visión únicamente materialista de la vida: pasado, presente y futuro. Por eso he dicho antes, aunque con otras palabras, que estamos ante una novela dolorosa.
La cruda realidad de unos hombres y mujeres que se ven precipitados a vivir una vida que no les satisface, que les produce arcadas; en la que todo es convencional y tedioso.
Pienso que la novela posee un ramalazo nihilista, porque no hay ninguna mirada a lo trascendente o sobrenatural. Y así las cosas no funcionan… Al menos eso es lo que dice Ian McEwan. |
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