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Entonces
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por David Yagüe
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El escritor Morris Gleitzman vuelve a los personajes que creó en Una Vez, Félix y Zelda, para narrar su particular visión del Holocausto a través de la mirada infantil. Cuando reseñé aquel libro, por el momento en el que lo leí y por la temática era obligado referirse a El niño con el pijama a rayas, aunque ambas obras tenían notables diferencias.
Entonces es una obra que vuelve a incidir en la mirada infantil del horror, pero no escatima dureza y alguna crueldad fruto de la irrupción de la violencia ilimitada y sin sentido en ese frágil imaginario de los más pequeños.
Aunque Félix ha madurado notablemente, y se ha endurecido, desde la anterior novela resulta impactante, y hasta doloroso, enfrentarse a las terribles situaciones que vivimos a través de la voz dulce de este personaje. La contraposición de esa madurez con la, normal por su edad, visión aterrada y menos adaptable a la realidad de Zelda es otro de los interesantes ejes de la novela.
Ese choque también se percibe entre su estilo rápido y juvenil con la dureza bestial de su contenido. Sería interesante, al menos para mí, ver la opinión de ese público juvenil ante la novela ¿lo considerará excesivo? ¿cómo lo asimila? Es quizá y en mi opinión una apuesta de riesgo en comparación con el referente obligado del que hablábamos antes (El niño con el pijama a rayas) donde esa realidad está oculta para el protagonista y sólo salta en un demoledor final. Aquí, la trágica realidad está presente de principio a fin.
Como en el anterior libro, Gleitzman nos presenta a través de los más pequeños una galería de personajes valientes y tremendamente normales que se hicieron excepcionales en su oposición diaria ante la barbarie. Son historias trágicas en su mayoría pero, aparentemente y haciendo caso a su autor, basadas en hechos reales.
Buena continuación de Una Vez donde a sus angelicales protagonistas se les arrebata definitivamente la inocencia. |
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