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| Enigmas Pendientes
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| por Francisco J. Vázquez
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El mundo del misterio es un universo en permanente expansión. Un campo en el que lo desconocido, lo ilógico y lo sorprendente se dan la mano ante situaciones que desbordan lo cotidiano, lo usual o lo socialmente aceptado. Denostado en muchas ocasiones, no por criticado está más lejos de nosotros. Muy al contrario, es moneda común del día a día, ya que el misterio acecha a cada paso, en cada esquina, a todos y cada uno de nosotros, porque ninguno sabemos si mañana seremos nosotros los protagonistas de una situación extrema donde las respuestas usuales y comúnmente aceptadas a las preguntas más inverosímiles brillarán por su ausencia.
El error más grande en el que muchos caen cuando se hace referencia al universo del misterio es pensar que todo lo que acontece es sencillo, que las explicaciones lógicas son las que deben primar ante fenómenos que se escapan de la razón. Pero precisamente porque en este campo la lógica no sirve deberíamos plantearnos la duda como instrumento básico, y cuestionárnoslo todo y a todos antes de sacar conclusiones. A fin de cuentas la búsqueda de soluciones, de verdades, es una búsqueda común de la que todos podemos formar parte. Aunque bien es cierto que sólo unos cuantos, a la hora de enfrentarse a lo desconocido, son realmente capaces de investigar, de adentrarse en los entresijos de los casos, de ir donde está la noticia y sentir el miedo de primera mano. Esos son los reporteros de campo, los investigadores de raza, los que persiguen la noticia y tratan de esclarecer unos hechos que, a todas luces, son esquivos y socavan nuestra inteligencia, nuestra razón.
Francisco Contreras Gil es uno de esos investigadores de campo, de esos reporteros que, mochila al hombro, cuaderno y grabadora en mano, se embarcan en la aventura de ir a los lugares más insospechados en pos de la noticia. Muchos son los años de vida que ha dedicado a perseguir su sueño, que no es otro que encontrar la verdad que se esconde tras lo desconocido. Fruto de su incansable esfuerzo ha nacido Enigmas Pendientes, una obra donde ha reunido un elenco de cuarenta casos españoles que lo sorprendieron y con los que descubrió la emoción de lo enigmático.
¿Cuantos saben, por ejemplo, que a las famosas "caras de Bélmez" se las sometió a proceso público? ¿O que existe una cara, extraída del propio suelo de la cocina de María Gómez Cámara, que está en casa de un particular en la ciudad de Jaén? ¿Sabían que uno de los pocos casos documentados de licantropía es español? ¿O que contamos con algunas de los lugares encantados más aterradores y con más fenomenología paranormal de toda Europa? ¿Qué hipótesis planean sobre los casos de desapariciones extremas? ¿Qué casos criminales han dado pie a leyendas aterradoras, por la brutalidad y psicosis con la que fueron cometidos? ¿Se imaginan a nuestro Congreso de los Diputados atendiendo una interpelación por un caso OVNI?
Enigmas Pendientes no es un libro más de misterio. Engancha, y lo hace porque es de los que originan preguntas a cada página que se lee. Quizá sea porque Francisco Contreras Gil investiga, plantea, pero no resuelve lo irresolvible. Se limita a contarnos sus pesquisas, sus entrevistas, sus viajes... Es, a fin de cuentas, un periodista. Aunque eso sí... posiblemente, y lo digo sin miedo a equivocarme, sea el libro que más se acerca a lo que en sí es el cuaderno de campo de todo investigador.
Los que ya conocíamos la obra de Contreras Gil hemos encontrado un libro fresco, cargado de imágenes, de testimonios directos, de casos sin resolver pero con un seguimiento no sólo mediático, sino también profundo. Es una obra genuina, propia de un personaje de la talla de su autor, para quien los enigmas son algo más que casos pendientes... son una forma de vida de la que se nutren los sueños.
Rara vez una obra puede llegar a emocionar. Enigmas Pendientes conmigo lo ha conseguido... ¿lo hará con otros lectores? Estoy seguro que sí.
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