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El Viento De Los Dioses
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por Lydia Rodríguez
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<<El samurái hizo un gesto brusco con la diestra y Fan
calló inmediatamente. Había estado a punto de
decir que uno de los guerreros de confianza del kotei y
él, un dorei miserable y extranjero por más señas,
habían compartido algo que se parecía a la amistad, ese
sentimiento que un samurái sólo podía experimentar
hacia sus iguales, aquellos que, a diferencia del resto de
los habitantes de Nihón, no se denominan por su
actividad sino por un nombre propio.>>
(El Viento De Los Dioses, Niogen XI.)
La historia de "El Viento De Los Dioses" tiene como escenario el oriente de finales del siglo XIII y está protagonizada por dos personajes, Fan y Nyogen, antitéticos no sólo en cuanto a sus culturas, manera de entender la vida y concebir el arte de la guerra, sino también porque cada uno de ellos sirve a un señor distinto. Fan es un humilde funcionario -experto en la administración, la caligrafía y el manejo de la espada- que cumple las órdenes del Gran Jan, jefe mongol que en su momento conquistó las tierras de Zon guo (China) y que ahora desea emprender una campaña mucho más amplia, con lo que dirige su mirada hacia la conquista de Nihón (Japón). Nyogen, por su parte, es un joven samurai al servicio de Kazumi-san y su objetivo es, precisamente, defender sus tierras del ataque de extranjeros.
Así, ambos personajes, exponentes y defensores de culturas y mundos enfrentados, se hallarán paulatinamente en posiciones y pensamientos mucho más cercanos de lo que en un principio pudiéramos imaginar. Hasta tal punto que, el On -obligación moral-, ese sentimiento de gratitud que siente Nyogen hacia Fan –convertido entonces en su esclavo y al que le debe la vida- le llevará a enfrentarse a su señor, Kazumi-san, a fin de impedir que éste le mate.
En "El Viento De Los Dioses" se dan cita componentes diversos propios de los relatos de aventuras e históricos, pero, a los ojos del lector, sorprende descubrir en ella ese sentimiento de espiritualidad que subyace a lo largo de toda la historia, la recorre como una espina dorsal, confiriendo movimiento y sentido a la misma.
La lectura de esta novela se nos hace amena, ligera y apasionante, tan apasionante que casi da pena comprobar que hemos llegado al final del libro.
Feliz aventura y feliz lectura para aquellos lectores que decidan embarcar dentro de esta cautivadora historia.
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