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El Día De Mañana
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por Francisco J. Vázquez
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Si por algo es conocido Bruno Cardeñosa es por ser uno de los conspiranólogos más importantes no sólo del panorama literario nacional sino también, y sin lugar a dudas, mundial. Y no es para menos esa fama si nos atenemos a que en sus libros Bruno consigue mimetizar al lector con sus conclusiones de tal forma que éste llega a considerarlas como propias en la mayoría de las ocasiones. Quizá sea por su forma de escribir, o quizá porque lo que cuenta es lo que muchos piensan y no se atreven a decir, lo cierto es que a cada obra Cardeñosa nos abre un abanico de temáticas, problemas y misteriosas conspiraciones que, a base de adentrarnos en ellas, llegamos a compartir casi en su totalidad.
Eso es lo que nos ocurre, una vez más, con lo expuesto en su libro El Día De Mañana, una singular obra en la que con un título muy cinematográfico nos conduce hacia una especie de cita futura pero cercana nada halagüeña. El dominio de los efectos climáticos por parte de los militares estadounidenses, el fin del petróleo y la sobreexplotación de otras materias fósiles, nuevas formas de medicina, o incluso vacunas sobre enfermedades tales como el SIDA, se asoman tímidamente como sutiles pinceladas en una marea de temáticas que se agolpan en este ejemplar imprescindible cargado de elementos inquietantes.
Resulta curioso, por ejemplo, saber cómo Bruno Cardeñosa llega a conclusiones demoledoras simplemente tirando de los hilos que componen y enredan toda una madeja de complicadas redes de conspiración. Lo más inquietante es que Cardeñosa no es adivino, y por tanto hablar de futuro, para él, es hablar de indicios más que elocuentes y reales que ya se encuentran, en cierta medida, entre nosotros. Y no nos engañemos, si hay algo que puede acongojar al lector crédulo no es lo que Bruno escribe en El Día De Mañana, sino la posibilidad (elevada) de que lo que hay ahí se cumpla al pie de la letra. Sólo el tiempo lo dirá...
Personalmente puedo asegurar que el libro no me ha defraudado, y si bien, como ocurre siempre, no comparto algunas de las teorías que el autor expone en su libro, tengo que confesar que otras, en cambio, me han llegado a causar cierto desasosiego ante la posibilidad de que los indicios de los que parte Cardeñosa sean sólo la punta de un iceberg que traiga un autentico caos al mundo. Un caos premeditado y supuestamente estudiado que, de cumplirse, puede tener consecuencias futuras impredecibles.
Tal es el caso, por citar sólo algunos ejemplos, de la supuesta conspiración para enfrentar a dos grandes colosos como son EE. UU. y China en una especie de nueva guerra fría que traería inseguridad al mundo pero, al mismo tiempo (paradojas de un progreso desquiciado), prosperidad económica al imperio norteamericano a la par que sometimiento de sus ciudadanos por temor. Éste, mal que les pese a muchos, es un tema tan plausible como probable. Si tenemos en cuenta que la administración norteamericana de George W. Bush no sólo ha mentido y engañado para conseguir atacar y someter a un país petrolífero como Irak, sino que sus fuerzas de ataque y ocupación (paradigma en la publicidad que nos vendieron de libertadores) se han convertido a los ojos del mundo en torturadores desquiciados (Guantánamo, Abú Graif...), en un país dirigido por una élite gubernamental que ignora sistemáticamente los deseos de su pueblo de no querer ver más llegar féretros de soldados que mueren en un país que no saben ubicar en el mapa, y que ha vulnerado reiteradamente derechos fundamentales de toda democracia como son los de la libertad de prensa, el derecho a tener un juicio justo, un trato digno de sus prisioneros en actos de guerra, etc... ¿se parará ante una posibilidad de "prosperidad económica coyuntural" basada en el miedo a unos vecinos asiáticos? Yo creo que no... y por eso precisamente esos movimientos que Bruno Cardeñosa desvela en ese capítulo concreto me inquietan. Y lo hacen por una sencilla razón: porque aunque no nos guste, lo que le suceda (o los problemas que cause) el todopoderoso imperio yanqui, a la larga, nos afectará al resto...
Otro de esos inquietantes capítulos de los que hablo, sin lugar a dudas de los que harán pensar de manera desproporcionada, es el del miedo a una futura guerra nuclear. Tan plausible antaño como posible en el futuro. Y es que la proliferación nuclear (ahora también en el oriente próximo), así como la investigación continuada que nunca se detuvo, hacen que seguramente cualquier detonante de tensión provoque un cataclismo desproporcionado e inútil que, a la postre, mermaría de manera increíble la población humana y la estructura geopolítica y geofísica del lugar o lugares atacados. ¿Se imaginan, por un momento, qué volumen potencial de destrucción podría tener no sólo las armas nucleares convencionales que todos sabemos que disponen algunas potencias mundiales, sino aquellas que las que desconocemos su existencia y que seguramente están siendo sometidas ya a test de viabilidad y deseando ser probadas en el campo de batalla? ¿Qué potencia puede tener una bomba H actual? ¿Qué nivel de destrucción supone? ¿Qué efectos futuros puede tener no sólo para los atacantes, sino para los vencedores (si es que en esto se puede hablar de vencedores), la utilización de esas armas? ¿Está todo medido, o seremos nuestros propios verdugos al desatar unas fuerzas devastadoras de tal potencia que ni por asomo serían previsibles?
Mejor no pensarlo...
El Día De Mañana es una obra impactante que no dejará indiferente al lector. Seguramente mucho de lo que hay ahí escrito será vivido por muchos de nosotros en un futuro nada lejano, y podremos ser testigos de que, a la postre, todo se sabe, que nada es al azar, y sobre todo, que no hay casualidades, sino causalidades.
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