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Memorias de una ramera
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por Carolina Palma Mochón
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MEMORIAS DE UNA RAMERA ofrece una visión amena y divertida de la experiencia de una prostituta, Herminia, a principios del siglo XX, un reflejo fiel de cómo era la España de ese tiempo y de su doble moralidad.
La vida de Herminia que en él se refleja es un bello canto a la esperanza, a la ilusión, a la lucha por sobrevivir en un mundo hostil y, sobre todo, al compañerismo existente entre las diversas mujeres de moral distraída.
Ciertamente este libro me ha gustado de veras, entretenido donde los haya; ha conseguido captar mi atención desde el primer momento, y lograr sentir un cariño muy especial por su protagonista.
Herminia ejerce el oficio más antiguo del mundo, como ella misma dice, no por necesidad, sino por vocación, porque, ¿qué de malo hay en satisfacer los deseos de cada uno?
En MEMORIAS DE UNA RAMERA se pone de manifiesto esa doble moral de la España de principios del siglo pasado, donde la prostitución estaba -al igual que hoy- mal vista. Sin embargo, y curiosamente, muchos de aquéllos que la condenaban, necesitaban en algún momento de sus servicios por diferentes motivos. Hombres que acudían no solamente para satisfacer sus deseos sexuales sino que, en muchas ocasiones, también lo hacían para tapar su soledad y para conseguir cierto cariño del que carecían; que necesitaban tan sólo ser escuchados y confesar sus anhelos a esas prostitutas que, sin condenarles por sus ideales políticos, malformaciones psíquicas y físicas, estatus social o inclinaciones sexuales, siempre estaban dispuestas a hacerles sentir, aunque tan sólo fuera por unos instantes, plenos, útiles o queridos… Pues en suma, estas barraganas no eran simples putas, sino como la propia Herminia dice, unas mujeres dispuestas a todo, incluso a escuchar.
Diego Ceano vuelve otra vez a sorprendernos con este libro, bajo la nueva y cuidada edición de la Editorial Aladena, de su capacidad para hacer, de unas simples anécdotas de prostituta, un relato cercano, divertido y entrañable.
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