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Pedro De Paz
 por David Yagüe

Del madrid de la guerra civil al de hoy, ¿se siente cómodo escribiendo de su ciudad natal?
No es sólo comodidad. Es casi una necesidad. Desde una perspectiva estrictamente personal, me considero un ente urbano por convicción y un madrileño por devoción. Al margen de haber nacido en Madrid, soy un enamorado de la ciudad, de su historia, de sus rincones, de todo aquello que es capaz de evocarme. Para mí es un espacio conocido, amado y respetado. Me cuesta imaginar una historia que transcurra fuera de sus fronteras.
Supongo que como escritor pasar del madrid de la guerra civil al de comienzos del siglo xxi ha sido todo un cambio. ¿ha disfrutado más investigando bajo las bombas o entre las redes virtuales?
Han sido placeres diferentes. En el caso de El Hombre Que Mató A Durruti se trató de una grata investigación inducida por una circunstancia de la que disfruto de forma personal en mi tiempo libre: el estudio de hechos relativos a la Guerra Civil Española. En el caso de Muñecas Tras El Cristal, la investigación no fue tal. He sido informático durante dieciocho años. Digamos que los conocimientos volcados en la novela venían con la profesión. Las dos historias reflejan aspectos relacionados con mi vida a distintos niveles.
En muÑecas tras el cristal encontramos pornografía en internet, mafias, escándalos¥ temas de rigurosa actualidad ¿buscaba una historia que pudiera constar en las páginas de sucesos de cualquier periódico de mañana?
No exactamente. En Muñecas Tras El Cristal podemos encontrar todo eso pero también podemos encontrar mucho más. Esas circunstancias que envuelven la narración forman parte del contexto, de la puesta escena de una historia que realmente pretende ir un poco más lejos. Detrás de las aventuras, las persecuciones, las sorpresas que se narran en la historia, existe un fondo donde se nos habla sobre el embrujo inútil de la nostalgia y la inexorable derrota que espera a quienes pretenden retornar al lugar donde alguna vez fueron felices. En este sentido, Muñecas Tras El Cristal es una novela humana que nos habla sobre nosotros mismos y nos evidencia esa inaccesible Itaca que puede llegar a ser el pasado.
¿Hay en esta novela algo real o es totalmente ficción?
Es una novela de ficción que se inspira en hechos cotidianos, en cierta forma bastante habituales. Por ejemplo, la afición de Jaime Areta, el protagonista, es mucho más común de lo que podemos suponer. He tenido ocasión constatarlo de forma fehaciente. Por otro lado, he tratado de desarrollarla empleando recursos verosímiles. Todos los aspectos técnicos narrados en la misma son reales y comprobables por todo el que quiera hacerlo. Respecto a si la novela contiene elementos autobiográficos, la respuesta es no. Bien es cierto que contiene pinceladas atribuibles a ciertos aspectos de mi vida pero en absoluto es autobiográfica.
Al leer muÑecas tras el cristal la sensación es que bajo la apariencia de normalidad, todos estamos más cerca de lo que creemos del lado oscuro de nuestra sociedad. por ejemplo, al protagonista, jaime areta una sola imagen de una antigua amiga le conduce hacia redes de pornografía, chantajes, corrupción, violaciones, etc... ¿es realidad o dramatización?
Es pura realidad, algo exagerada al pasarlo por el tamiz de la ficción pero realidad al fin y al cabo. Ese lado oscuro nos rodea y envuelve cada día en nuestros actos más cotidianos. Basta con observar nuestro entorno con cierto ojo crítico para comprobarlo. Otra cuestión es que alberguemos los motivos suficientes como para querer involucrarnos en ese lado oscuro, tal y como le ocurre a Jaime Areta. Y también es posible que el contexto descrito en Muñecas Tras El Cristal resulte un poco extremo pero insisto, a otra escala, la realidad que nos rodea puede ser tan perversa e inquietante como la que refleja la novela. Y más cercana de lo que podemos o nos gustaría suponer.
Jaime areta, el protagonista acaba siendo tan hábil como policías y mafiosos en esta novela. sólo que él es una persona normal y corriente. ¿le gusta hacer sentir al lector que él también puede ser el héroe de la historia?
No es exactamente eso. Yo estoy convencido que todos albergamos un rebelde en potencia. No necesariamente un héroe pero sí alguien capaz de luchar y rebelarse hasta extremos que ni el mismo hubiese sospechado. Un fiel reflejo de esa circunstancia es la película Un Día De Furia, de Joel Schumacher. Es un ejemplo algo extremo pero perfectamente válido. Tan sólo se necesita la chispa, el desencadenante, la motivación adecuada en la proporción idónea para despertar la determinación que todos llevamos dentro. En el caso de Jaime Areta es el descubrimiento de una foto de un antiguo amor. En otros casos, las circunstancias varían de forma sustancial. Por poner un ejemplo, los asesinos en serie matan por el mero placer de hacerlo pero el que nosotros no seamos serial killers no implica que, bajo determinadas circunstancias, no fuésemos capaces de matar. Tan sólo que los impulsos y las motivaciones necesarias quizá deban ser otras –la familia, los hijos, un peligro real y tangible– pero en el fondo estoy convencido de que, por una vía u otra, todos seríamos capaces de llegar a los mismos extremos. No hay nada heroico en ello. Es una parte intrínseca del ser humano.
Hay algunas partes que, en mi opinión, parecen sacadas del cine por su espectacularidad. el final por ejemplo, me resultó ciertamente cinematográfico. ¿influye realmente el cine y la tv en el género policiaco? ¿y en su caso, en muÑecas tras el cristal?
En mi caso, influye y mucho. Ten en cuenta que la cultura de mi generación –y de las posteriores– ha sido, en su esencia, visual. Somos la generación del cine, de la televisión en color, del vídeo y con posterioridad, del DVD, de las consolas, de los ordenadores. Con ello no es que desprecie mis influencias literarias, las cuales respeto y aprecio muchísimo, pero, desde una perspectiva estrictamente personal, me siento muy cómodo apoyándome en conceptos visuales. La forma de encarar la historia, las secuencias, las tensiones narrativas, las formas de emplear y medir los tiempos… incluso los McGuffins. Todo ello está inspirado en mis gustos cinéfilos. Podríamos decir que forma parte de mi voz narrativa. Y eso no quiere decir que cuando escribo una historia esté pensando en una posible adaptación a la gran pantalla sino que, por decirlo de una manera simplista, disfruto escribiendo historias cuyas películas me encantaría ver pero que nadie ha filmado aún.
Hace pocos días que terminó la semana negra de gijón que ha superado su récord de visitantes pero también se han vendido menos libros que otros años. ¿estamos en un buen momento para este tipo de novela?
Por supuesto. Siempre es un buen momento para género negro a pesar de las muchas voces que se empeñan continuamente en matarlo y enterrarlo. Los géneros negro y policiaco juegan con elementos que siempre son y serán atractivos para el ser humano: la intriga, lo desconocido, el enigma, la denuncia social en el caso de la novela negra y a pesar de que, como género, ha pasado a lo largo de su historia por momentos buenos y momentos no tan buenos, nunca ha dejado de gozar de una excelente salud. Hasta el punto de que hay muchos otros géneros a los que trasciende y que no dudan en fagocitar parte de los elementos que lo componen. Eso consigue que, en cierta forma, nunca deje de mantenerse con vida. Todo lo más, puede pasar por periodos en los que se encuentre «hibernado». Pero siempre acaba resurgiendo y no me cabe duda de que lo seguirá haciendo.
Y los autores españoles, ¿son comparables a los anglosajones o europeos? ¿qué hace únicos a los autores españoles de este género?
La idiosincrasia de sus personajes. Creo que es el autentico punto de inflexión entre los autores nacionales y los extranjeros. En la novela policíaca española, sus protagonistas suelen ser gente más accesible, más cercana, poco que ver con personajes clásicos como Sam Spade o Mike Hammer. Además, la interactuación de estos personajes con el entorno en el que se desarrolla la historia consigue que la novela policíaca española conlleve un cierto poso de novela sociológica de la que otros autores extranjeros carecen. Esos valores añadidos son los que la dotan de unicidad. Esta circunstancia se puede apreciar de forma muy evidente estudiando a personajes como Plinio de García Pavón o Bevilacqua y Chamorro de Lorenzo Silva. Fuera de esta cuestión, los cánones por los que se rigen los autores españoles son muy similares a los de los europeos.
¿Le gusta leer novela negra y policíaca? ¿o sólo le gusta visitar el género como escritor?
Aunque no es el único género con el que disfruto, soy un ávido lector de novela negra y policíaca. De hecho, mi gusto por cultivar este género como escritor proviene de mis distintas lecturas al respecto. Particularmente me considero un férreo seguidor de Conan Doyle y de su inestimable Holmes, aspecto que se deja traslucir con bastante nitidez en El Hombre Que Mató A Durruti.
¿Qué recomendaría leer a día de hoy a los lectores aficionados al género?
En primer lugar y sin ningún género de dudas, a los clásicos más canónicos: Chesterton, los relatos de Auguste Dupin de Poe, Simenon… Conan Doyle es un punto de referencia obligado e ineludible para todo aficionado al género. A partir de ahí, la oferta es muy amplia y sustanciosa. Desde clásicos más recientes como los precursores americanos de la novela negra –Hammet, Chandler, McCoy o Spillane– hasta autores de actualidad como Preston–Child, P. D. James o Giorgio Faletti. Si nos ceñimos a la cosecha nacional, considero más que recomendables a autores como García Pavón –otro clásico–, Lorenzo Silva, Raúl Argemí y Andreu Martín. Y un breve apunte: el último premio Azorín, La Crin De Damocles, de Francisco Javier Pérez, me parece una novela espectacular, digna representante del más puro thriller policiaco.
¿Va a seguir escribiendo historias policíacas? ¿o va a dejar aparcado el género en sus próximas obras?
No me planteo abandonar el género aunque sí mezclarlo con otros en los que me encuentre cómodo como, por ejemplo, la novela histórica, tal y como hice con El Hombre Que Mató A Durruti. Desde hace un tiempo me ronda la idea de continuar con los protagonistas de esa novela y crear una trilogía que cubra el periodo de los tres años de la Guerra Civil Española. Es una idea que no descarto aunque aún no sé cuando podré llevarla a cabo. En cualquier caso, el término novela policíaca quizá encorsete un poco el género en el que me gusta desenvolverme. A mi me gusta más denominarlo novela urbana que, según mi propia definición, engloba lo policiaco, la novela negra, el thriller y la novela de acción y aventuras. Y en esa línea es en la que pretendo continuar.
¿Tiene algún nuevo proyecto entre manos?
Tengo un proyecto bastante avanzado que pretendo finalizar este verano. Tiene bastantes puntos en común con Muñecas Tras El Cristal. Es una novela negra que se desarrolla en Madrid, en la época actual, aunque la génesis de la trama está muy relacionada con un hecho ocurrido a principios del siglo pasado. Algo relacionado con un importante legado artístico que terminó siendo ocultado por su propietario en los inicios de la Guerra Civil Española. Una vez lo complete, tengo varias ideas en mente. Probablemente juegue con la que mencioné antes, la de recuperar a los personajes de El Hombre Que Mató A Durruti para escribir una continuación de esa posible trilogía. Tengo la historia ya en mi cabeza. Sólo falta ponerse a ella.
Muchas gracias por todo y toda la suerte del mundo con muñecas tras el cristal.
Gracias a vosotros por brindarme la oportunidad de hablar de mis proyectos.
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