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| | | Iñaki Moreno | | | por Gonzalo Sichar | | |
| | | Iñaki Moreno acaba de publicar su primer libro El hombre que venció a la muerte. Entrevista a los Apóstoles, un libro de ficción pero con una gran documentación previa sobre el Jesús histórico y donde también se toca de una manera poco mística algunos de los milagros atribuidos al Nazareno. | | | | Entrevista a los apóstoles. ¿por qué elegir a juan, felipe y tomás? Entre otras cosas, se trataba de conseguir un acercamiento al inicio del cristianismo, donde no sólo había distintas corrientes de pensamiento sino que los hombres y mujeres que lo formaban podían tener personalidades muy distintas, así que tenía que buscar a aquellos que me ayudasen a reflejar esta variedad. Necesitaba algún evangelista y algún teórico y también quería reflejar algunas de las ideas circulantes como el gnosticismo o la discusión cristianismo versus judaísmo... Juan y Tomás podían encajar bien y además la longevidad de Juan era muy útil para contrastar el antes y después de la destrucción del Templo. Por otra parte, había que descartar aquellos candidatos de los que tuviésemos una idea demasiado preformada o contaminada por las leyendas.
Pero sobre todo elegí a estos tres porque aceptaron colaborar y resultó fácil trabajar con ellos, especialmente Felipe. Quien haya hecho una entrevista alguna vez sabe muy bien lo importante que es el que el entrevistado sea un poco parlanchín para facilitarte el trabajo. Aunque los tres fueron muy agradables de tratar, cada uno a su manera.
Este humor que acaba de reflejar también se deja ver en el libro, pero las respuestas de los apóstoles no son “inventadas” por el autor. ¿qué libros o documentos leyó para apoyar esas respuestas? Sí hay humor, pero aparte de que la entrevista salió así, con ese aire distendido y a veces humorístico, es bastante lógico. Pensemos en cuánta gente conocemos que es así, risueña y dada a la broma, puede que entre un 20% y un 30%; o sea que si los doce fuesen una muestra representativa de la población, debería haber entre dos y cuatro Apóstoles con un sentido del humor más desarrollado. Si descartamos aquellos de los que ya conocemos algo sobre su forma de ser y no encajan, nos encontramos con que el carácter bromista de Felipe era algo altamente probable.
En todo caso, además de bucear por internet donde hay mucho material, aunque hay que cribar horas para entresacar las pepitas de oro; lo que más he leído son los Evangelios, por supuesto, sobre todo los canónicos, que considero más fiables, aunque he acudido a los apócrifos cuando lo he considerado oportuno. Y otras partes de la Biblia, especialmente del Nuevo Testamento y algunos profetas. Pero además me he apoyado en los trabajos de los estudiosos del tema. Yo no soy un erudito y apenas podría levantar mis propias hipótesis. Lo que he hecho es leer aquí y allá, además de forma caprichosa y poco sistemática, y escribir una reconstrucción que considero plausible. Sólo mencionaré unos pocos que por acción o reacción me han impactado o influido.
Uno que me gustó especialmente, pese a ser un poco antiguo, bueno, bastante antiguo, es Vida de Jesucristo de Ricciotti. De hecho, lo he leído tres veces pese a sus 750 páginas y a su excesivo empeño en interpretarlo todo literalmente. Me imagino que Vida y misterio de Jesús de Nazaret de José Luis Martín Descalzo (que no he leído) debe ser una especie de actualización de él. Si es así me lo acabaré leyendo tarde o temprano.
De César Vidal también he leído algunos (El Documento Q, Jesús y Judas, El testamento del Pescador). Sus libros me suelen gustar y expone las ideas y los argumentos con mucha claridad.
En todo caso, el que me guste un libro no quiere decir que esté de acuerdo con él. Por ejemplo, me gustó Marcos, evangelio de los pobres de Benito Acosta; su método de interpretación me pareció genial, sin embargo no solía estar de acuerdo con las interpretaciones concretas que iba haciendo. En cuanto a Última noticia de Jesús el Nazareno de Lluis Busquets, es un libro muy trabajado y lleno de erudición, pero no me convenció nada. Es más, el Jesús que pinta no sólo me parece totalmente inventado sino que es un buen ejemplo de lo que precisamente no fue Jesús en la realidad (tal y como lo veo yo, por supuesto). Supongo que sigue más o menos la corriente del Jesus Seminar de Crossan y demás. En general, cuando leo cosas de teólogos más bien vanguardistas casi siempre me pasa lo mismo: los que lo escriben me suelen caer muy bien y me dan la impresión de ser muy buena gente, pero no suelo estar de acuerdo con casi nada de lo que dicen. Como decía antes, no soy un erudito y a veces me pregunto que cómo me atrevo a discrepar de opiniones tan fundadas y sabias, pero siempre me puedo tranquilizar pensando que hay tantas corrientes de opinión como estudiosos y no puedo estar de acuerdo con todos a la vez.
Para tener una visión panorámica del desarrollo histórico de la investigación sobre Jesús, encontré muy útil el paseo por los racionalistas, la New Quest, los grandes nombres (Wright, Meier, Marshall y todos esos) que hace Antonio Vargas-Machuca en su librito El Jesús histórico. Además, todo hay que decirlo, me ahorró leerme un montón de libracos no sólo muy voluminosos sino bastante difíciles de conseguir (o sea, que lo intenté).
El Jesús de Nazaret de Klausner aporta una perspectiva diferente y a ratos interesante, pero lo considero completamente equivocado. En el capítulo 17 (de mi libro, no del de Klausner) el entrevistador indaga un poco sobre la posibilidad de que Jesús se pareciese al que nos pinta Klausner.
Hay otro tipo de libros que creo que me han ayudado a clarificar, al menos para poderlas exponer, algunas ideas filosóficas. Por ejemplo, de José Antonio Marina Por qué soy cristiano y Dictamen sobre Dios los encontré muy buenos, aunque debo confesar que como me perdía con frecuencia he empezado a leer cosas de filosofía elemental otra vez. En este mismo plan La historia más bella de Dios de varios autores, no sólo es la mar de entretenido sino que me inspiró bastante.
Algunos libros de ficción son francamente recomendables, independientemente de lo que coincida mi idea con la recreación hecha por el autor. Por ejemplo, de la trilogía de Anne Rice Christ the Lord, el primero es muy bueno. También me gustó a ratos y en todo caso consigue ensamblar bastante bien muchos de los elementos del rompecabezas del Jesús histórico El hombre que se convirtió en Dios de Gerald Messadié, pero se queda muy corto en sus planteamientos, me parece a mí.
Un libro curioso es La segunda muerte de Jesucristo de Armando Beilin que, aunque desde el punto de vista de la reconstrucción de los hechos es bastante disparatado, tiene destellos de gran belleza poética.
Hay otros libros que no encajan en ninguno de estos tres grupos que he establecido, pero que considero interesantes. Me refiero a esos del tipo de Las enseñanzas de Don Juan de Carlos Castaneda o El tercer ojo de Lobsang Rampa que en su día levantaron cierta polémica sobre su autenticidad, pero que consiguen ilustrar bastante bien la idea de que si nos aferramos ciegamente al mundo material y tangible nos estamos perdiendo algo. En cuanto al asunto de su autenticidad me parece totalmente secundario. Los autores sencillamente eligieron una determinada puesta en escena para explicar cosas y no creo que nos deba importar mucho el que estos autores fuesen raritos o no, o se malograsen luego contando cualquier cosa para ganar dinero.
Hay más que he leído (tampoco muchísimos más, aunque sí unos cuantos), pero o bien son redundantes o mantienen hipótesis demasiado pilladas por los pelos o, sencillamente, tratan de materias más generales como Historia o Filosofía, así que no los citaré.
También hay grandes omisiones, alguna estruendosa e intencionada. Bueno, no lo quería decir pero lo diré: el libro de Crossan El Jesús de la historia: vida de un campesino judío no lo he querido leer. Supongo que lo acabaré haciendo, pero tengo una idea bastante formada de su contenido y me produce cierta aversión.
El hombre que venció a la muerte no es un ensayo académico, es un libro de ficción, por más que esté muy documentado, así que me he permitido elegir mis lecturas guiado por mis gustos y curiosidades y en todo momento he ejercido el derecho a no leer lo que no me interesase, aunque eso haya significado una selección arbitraria y bastante caótica.
¿Es un libro para que los ateos crean más o para que los cristianos crean menos? Yo dejaría a cada uno con sus creencias o descreencias siempre que les vaya bien con ellas. Lo que pasa es que, en general, en nuestra sociedad actual, me parece que no nos va demasiado bien en este sentido. En todo caso, no sé hasta qué punto mi libro podría modificarlas, pero si fuese así, me gustaría contribuir a que la gente ensanchase sus horizontes o viviese su vida con más ilusión. Tengo la sensación de que la mayoría de nosotros hemos decidido vivir sólo media vida concentrándonos en los problemas del trabajo (o de la falta de trabajo) o en cómo pagar la hipoteca o cambiar de coche mientras esperamos la jubilación o que nos toque la bono loto. Eso es aburridísimo y si nuestra máxima ilusión es que nos toque la lotería, aparte de otras consideraciones, estamos poniendo nuestras esperanzas en sucesos muy poco probables. Dentro de nosotros tenemos recursos suficientes para que nuestra vida resulte mucho más interesante, deberíamos usarlos en vez de hacer depender nuestra felicidad de cosas externas e improbables.
Hay gente en Oriente y también en Occidente, generalmente muy religiosa, por cierto, que es increíble cómo consiguen que el control de sus vidas recaiga sobre ellos mismos. Movilizan la riqueza de su recinto espiritual y viven unas vidas bastante más plenas y felices que nosotros. Bien, es en ese sentido en el que digo que cualquier creencia podría servirnos; incluso el ateísmo, porque un budista puro es prácticamente ateo. Lo que pasa es que aquí tenemos el cristianismo muy a mano y si conseguimos sintonizar adecuadamente puede resultar un camino tan bueno como cualquier otro, probablemente mejor que otros, para lo que decía de ensanchar nuestros horizontes y vivir a tope, no sólo a medias. Si lo consiguiésemos, aunque sólo fuese en parte, creo que nuestras vidas mejorarían mucho y el mundo sería un pelín más habitable. Me gustaría que El hombre que venció a la muerte pueda ayudar a alguien en este sentido y pienso que en sus páginas los protagonistas nos dan unas cuantas pistas.
"Yo no soy un erudito y apenas podría levantar mis propias hipótesis. Lo que he hecho es leer aquí y allá, además de forma caprichosa y poco sistemática, y escribir una reconstrucción que considero plausible." | |
Para terminar y empleando el tono coloquial de su obra, ¿hay que leer este libro a pies juntillas o con la mosca detrás de la oreja? Hombre, si estás con la mosca detrás de la oreja lo que vas a conseguir es leer mosqueado, que es justo lo opuesto a lo que aconsejaría para leer un libro como éste. Creo que me gusta más lo de leerlo a pies juntillas, no porque haya que tomarlo como si fuese la Biblia, claro está, aunque tampoco creo que a la Biblia misma haya que tomarla como si fuese la Biblia... Bueno, me he enredado un poco, pero creo que se entiende la idea. Precisamente, la expresión ‘a pies juntillas’ me parece que viene de un juego infantil en el que hay que saltar con los pies juntos y los ojos vendados, o sea que tienes que hacer un pequeño acto de fe, dejar en suspenso por un momento la racionalidad y lanzarte. Pienso que sería bueno leer mi libro con una actitud parecida. La razón es una herramienta fundamental del ser humano y, como dice Tomás en la entrevista, es necesaria para que podamos entendernos unos con otros. Pero es limitada y también puede ser un poco asfixiante. Nos empeñamos en buscar respuestas racionales a todo y eso puede ser muy agobiante. Hay momentos en los que respondernos con un simple “No lo sé” actúa como un sedante. Además, hay respuestas que no vamos a encontrar usando sólo la razón y entonces puede ser una buena idea dejarla en suspenso para que podamos abrirnos a otros puntos de vista. Ahora entre los psicólogos se pone de relieve la necesidad de ampliar los estrechos márgenes a los que nos suele confinar nuestra racionalidad y permitir el desarrollo de aspectos como la inteligencia emocional, la inteligencia intuitiva o el pensamiento lateral... Creo que se aproxima a la idea que intento trasmitir, aunque yo a todo eso lo llamaría de una manera más sencilla, lo llamaría simplemente liberar nuestro espíritu.
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