Harold Alvarado Tenorio  por Marcos Fabián Herrera Oficiante del denuesto y cáustico polemista, Harold Alvarado Tenorio ha hecho de la transgresión y la poesía su razón de ser. Parapetado en su inteligencia y cultura, este poeta, trashumante de grandes ciudades y arquitecto de quiméricas empresas, cada vez que publica sus diatribas le llueven toda clase de calificativos: "tendencioso y amargado", hasta los benévolos "terrible" e "infantil". Cada día su horda de detractores va en aumento ante cada gota de veneno que rezuma su pluma. El enfebrecido admirador de Borges mientras tanto se solaza con sus ataques y maquina nuevas críticas. Aquí una muestra. Nació en Colombia, en 1945. Es poeta, ensayista, traductor y periodista. Doctor en Letras de la Universidad Complutense de Madrid. Entre sus libros figuran: SUMMA DEL CUERPO, FRAGMENTOS Y DESPOJOS y LITERATURAS DE AMÉRICA LATINA. Obtuvo el Premio de Periodismo Simón Bolívar y el Premio Internacional de Poesía Arcipreste de Hita. El nombre de harold alvarado siempre se asocia con trasgresión, polémica y crítica. ¿estas deben ser actitudes concomitantes a la ética de todo escritor? Nunca ha sido mi propósito transgredir, crear polémicas y hacer críticas. Ha sido después de mucho pensarlo que me he dado a esas acciones. Siempre quise vivir lejos del mundo, apartado de todo, con mis libros y mis pensamientos. Pero es imposible. Vivir es participar, es la única forma de no estar muerto. De manera que he preferido decir lo que pienso, sin que ello signifique o pretenda ser la mejor forma de comportamiento. Digo y hago lo que me sale de los cojones, una parte del cuerpo que piensa siempre mejor que la cabeza, tan adocenada por las costumbres y el miedo a los poderosos. Usted ha manifestado en muchas ocasiones que la literatura colombiana la alimentan amañados y espurios manejos de cofradías y clientelas. ¿en realidad vivimos de imposturas y cacicazgos en las letras colombianas? Y habría que decir que es cierto. Aun cuando es también cierto en otras latitudes. Lo que sucede es que aquí la parte a repartir del pastel burocrático ha sido muy pequeña y se nota más que los peces gordos se coman la parte que les tocaría a los chicos. Usted bien sabe que son cuatro gatas, y unos dos gatos, los que se llevan todo, de la miseria que hay para repartir en los ministerios de Educación, Cultura, Exteriores o los, ahora, jugosos, distritos capitales. Pero la corrupción sigue reinando allí, como en todas las otras partes del cuerpo social de este envilecido país. Nos ha tocado ver vidas muy vergonzosas. Y la mediocridad es la vara para medirlo todo. Si no eres tan mediocre como la jefa de turno, nada para ti. Prólogos de dos mil dólares, premios para guardar silencio por los veinte y tantos años del jefe en el poder de la cultura, rodilleras para la conciencia etílica y adocenada del que fue lírica medio rebelde, y la vergüenza de los publicistas doblados de escritores, de unos lacayos de lo peor del mundo, que nadie nunca llamó a las sobras de los Epulones de la cultura y que fueron por si mismos a lamer las manos de las ancianas del poder, qué horror de mundillo, de la cultura, qué horror… Su poesía es la exaltación del placer, la sacralización del cuerpo y la consagración del hedonismo y de esa no siempre manifiesta tensión anacreóntica, ¿cómo explicar esa constante en su obra? Una parte de ella se ocupó del asunto, cuando era joven. Luego me he ocupado de otras cosas. Mi preocupación principal ha sido el lenguaje, el arte. A eso he aspirado. Pero lo cierto es que no tenemos sino el cuerpo, que todo lo genera. Hasta la misma muerte viene del cuerpo. Hedonismo, cuerpo, caca, semen, vagina y pene, todo es el cuerpo. No hay alma, hay caca, hay semen, hay ganas. Su primer libro circuló con un prólogo firmado por jorge luís borges, cuya autenticidad se desvirtuó al esclarecerse su naturaleza apócrifa. ¿un velado intento de tributo al escritor argentino, o una osadía de poeta? Fue un acto de diversión, planeado y organizado como una estrategia de ventas de doce libros y setenta prólogos. El que vendía y vende es Borges, no yo. Ya he explicado las circunstancias de esa aventura, tonta, quizás, que resultó otra cosa por causa de la envidia de un periodista de mi pueblo. "Hay un poeta posterior al Nadaísmo que tiene cosas muy buenas: Harold Alvarado Tenorio". Antonio Caballero, Patadas de Ahogado, Bogotá, 2002. Lograr un elogio de un escritor tan incisivo como antonio caballero, en colombia, es toda una proeza. pareciera ser un abrazo entre niños terribles. Eso lo dijo Caballero porque le pareció. Habría que preguntarle ahora si todavía lo piensa. Yo también admiro a Caballero, y creo que escribió una novela memorable, que la ignorancia de los profesores de literatura, tan dados a trabajar sólo para la derecha, ha impedido que sea más leída. Ignacio Escobar es nuestro Adán Buenos Aires. Hay mucha tela para cortar en ese libro. Caballero ha escrito otros libros espléndidos, un par de ellos sobre algo horrible como las corridas de toros, que él convierte en arte merced a su prosodia y sus audacias sintácticas. Pero tiene otro sobre crítica de arte que es una delicia para leer. Caballero se merecía quizás otro país donde no tuviera que decir asco todos los días. Es valiente, sin duda. Ojalá que esta sociedad que todo pudre, no pudra también a Caballero. ¿Lo pacato y almibarado sigue enmoheciendo la poesía colombiana? No es lo pacato ni lo almibarado, es la mediocridad. Luego de la Generación de Mito pasamos, nada mas y nada menos, que al Nadaísmo, o mejor dicho a Gonzalo Arango, el señor cura de la nueva tontería, y si no fuera porque existen poetas como Jaime Jaramillo Escobar, o Giovanni Quessep, o Jorge García Usta o Antonio Silvera Arenas, todo habría terminado en los hijos de Carranza, Mutis, Díaz Granados y los 500 hijos postizos del creador de las mejores rodilleras metafóricas que ha tenido el Festival de la Poesía Colombiana, porque eso es lo que es hoy la poesía colombiana, un certamen, un jolgorio, una trompa, una pedorrera de palabras mal escritas y peor pronunciadas. Con un Mausoleo helado llamado la Casa Silva. "Nunca ha sido mi propósito transgredir, crear polémicas y hacer críticas. Ha sido después de mucho pensarlo que me he dado a esas acciones. Siempre quise vivir lejos del mundo, apartado de todo, con mis libros y mis pensamientos. Pero es imposible" ¿Existe en colombia una academia que asuma con rigor la enseñanza y el estudio de la literatura? No. La enseñanza de la literatura es una industria de cinco avivatos y avivatas, con carro nuevo cada año y tres vestidos colgados en él para cambiárselos durante las cinco sesiones de repeticiones de la misma clase de teoría literaria que dan en todas partes. Y un guardarse en el bolsillo lo mejor que pueden del presupuesto de los departamentos de literatura de todas las universidades públicas. Pura piratería literaria. En la entrevista que le concedió borges, el escritor argentino enfatiza en la inutilidad de las escuelas literarias. ¿estas han cercenado la evolución de las letras colombianas con los remedos y epígonos criollos? Y debe tener razón. Las escuelas literarias son inventadas por los profesores de literatura para no tener que leer los libros y las obras sino para hablar mierda día y noche y crear dogmatismos. Más contrabando profesoral. Usted ha atacado duramente a belisario betancur... Si, lamentablemente. Pero Betancur ha sido uno de los grandes camelos intelectuales colombianos, junto al Doctor López. Uno desde su arribismo de pobre campesino que llegó a presidente y el otro, desde su aristocratismo de papel maché, horrorizado por haber tenido que ser presidente de un país de mierda. Belisario Betancur es un horror de personaje. Eso lo he dicho y demostrado en una nota que puede cualquiera leer en "Belisario Betancur Es Una Vergüenza Para Colombia", donde pongo algunos puntos sobre las íes. Lo que sucede es que siendo el hombre mas poderoso culturalmente de Colombia, todos los que aspiran a algún lustre o a una dádiva, no da mas, eso está demostrado, se inclinan y lamen su mano, llena de sangre y maldad. Su gobierno fue una borrachera de falsas promesas, reuniones de poetas, músicos y locos en palacio, hambre por todas partes, y delirio de grandeza cada noche de esos horrendos cuatro años de jugo de papaya y premios nobeles. Que asco. ¿Resulta difícil ser amigo de harold alvarado? Y por qué habría de serlo. Yo también tengo mi corazoncito. ¿Se siente satisfecho con la colombia actual? ¿Y usted que cree? Esto es peor cada día. Pasamos de Jorge Zalamea, Gerardo Molina, León de Greiff, Jorge Child, Camilo Torres, Marta Traba, Ramírez Villamizar, Gaitán Durán, Gutiérrez Girardot, María Cano, El Espectador, Luís Caballero, Aurelio Arturo, Bernardo Romero Lozano, Feliza Burzstin, Pacho Posada Díaz, Hernando Téllez, Indalecio Liévano Aguirre, Orlando Fals Borda o Rogelio Salmona, a esa nómina de mamelucos que puede uno leer en las páginas dizque culturales de los diarios o al reino de la estulticia que es la televisión. Y que le parece un país cultural controlado por Gloria Zea, Belisario Betancur, Pacheco, Gloria Valencia de Castaño y su marido analfabeto, o la voz del humanismo don Bernardo Hoyos, o las señoras de Cali, o Fanny Mickey y su isla de la fantasía y los millones, o El Malpensante, esa revista hecha para un país que queda en Marte; y esa legión de escritores que ha inventado no la nueva novela colombiana sino el cambio extremo, con implantes de pelo, circuncisión, ajuste de tetas y culos, entierros de primera y de segunda, putas, cacorros, mierda y miaos? O los nuevos líderes de la política colombiana: Jorge 40, los Mellizos, el Viejo, el Águila, el Pájaro, Macaco. ¿Usted que cree? Imprimir entrevista  /  Enviar por email