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Ernesto Frers
 por Francisco J. Vázquez

¿Es cierto que en sus orígenes el arte estuvo estrechamente ligado al mundo de la magia y de lo oculto?
Depende de a qué denominemos magia y ocultismo. Lo que expongo en mi libro es la relación del arte con el esoterismo, en tanto opuesto al exoterismo. Éste abarca el conocimiento manifiesto, disponible a todo el que quiera adquirirlo. El esoterismo es conocimiento que se mantiene oculto, en posesión de determinado grupo de iniciados. Su expresión más importante es el hermetismo, una corriente que se remonta al dios egipcio Thot y es recuperada en la Grecia clásica por sabios como Platón y Pitágoras. Los artistas de distintas épocas se relacionaron con ese hermetismo esotérico, que nada tiene que ver con la brujería o el demonismo.
Pero esa relación ha sido constante a lo largo de la historia, ¿no?
Sí, el interés de los artistas por el pensamiento heterodoxo fue constante, aunque condicionado por circunstancias culturales, religiosas y políticas de su tiempo. No debemos olvidar que el arte nace muy ligado a la religión, a las creencias y cultos de las distintas culturas. Las obras de arte solían ser de algún modo sagradas, vehículos místicos para canalizar la relación con la divinidad. Esa búsqueda de un arte metafísico se mantiene en algunos grandes artistas del siglo XX, como Giorgio de Chirico o nuestro Salvador Dalí.
¿Cuándo y por qué pierde el arte esa condición mística?
Yo creo que nunca llegó a perderla totalmente, pero que hubo momentos y circunstancias que influyeron en su desacralización, por decirlo así. En el caso de Occidente la hegemonía del cristianismo y el omnímodo poder del Vaticano durante varios siglos produce un fenómeno curioso: las imágenes de vírgenes y santos que se adoran en los templos son generalmente muestras de una artesanía muy elemental, mientras los pontífices, cardenales y órdenes monásticas actúan como mecenas de los grandes artistas, cuyas magníficas obras religiosas no son objeto de veneración espiritual. Más tarde también influyeron el racionalismo cientificista y la posterior mercantilización del arte, como factores importantes de esa desacralización que he mencionado.
A lo largo sobre todo de la edad media y el renacimiento se produce un auge de elementos artísticos que guardan mucho simbolismo esotérico. ¿por qué ese apogeo?
En el caso del medioevo un elemento fundamental fueron las cruzadas a Tierra Santa, que ponen a Europa en contacto con el misticismo ocultista egipcio, hebreo y musulmán. La Orden del Temple, fundada en Jerusalén, dirige y financia varias de las catedrales góticas, en las que se utilizan técnicas desconocidas o medidas de la numerología hermética, y se incluyen diversos signos iniciáticos de carácter esotérico. Pasando al Renacimiento, es sabido que éste se basa en una recuperación del mundo clásico. Junto con la estatuaria griega y la poesía latina, se redescubre el pensamiento mistérico de Platón, la cosmogonía matemática de Pitágoras o los textos herméticos atribuidos a Hermes Trimegisto. Los intelectuales renacentistas estudian y analizan estas tradiciones en la Academia Neoplatónica de Florencia, y los grandes artistas se acercan a ellos e incluso adhieren a esas corrientes ocultas. La severa persecución de la Iglesia a todo lo que fuera heterodoxo, acrecienta la necesidad de esconder en sus obras, incluso las de tema aparentemente religioso, símbolos y mensajes dirigidos a los iniciados.
Acabas de publicar el museo secreto, un libro sobre los secretos ocultos en las obras de arte. ¿cuál ha sido tu mayor motivación para abordar una obra de tal temática?
He trabajado bastante como traductor y autor en temas de lo que podríamos llamar la historia oculta, donde aprecié los primeros indicios de una relación entre el esoterismo y el arte. En mi libro anterior, Piratas y Templarios, expuse ya la influencia del hermetismo de la Orden del Temple en la erección de las magníficas catedrales góticas. Me propuse entonces abordar esas influencias heterodoxas en otras obras de arte, e inicié una apasionante tarea de investigación y documentación, cuyo resultado es El Museo Secreto.
¿Qué pretendes mostrarnos con dicho libro?
Intento exponer esa relación entre el arte y el pensamiento esotérico, como una prueba más de que éste forma parte de la historia y ha influido en ella. No podemos relegar el hermetismo al mismo nivel de las supersticiones, brujerías, e invenciones imaginarias, sino tomar más en serio el estudio de ese conocimiento acumulado a lo largo de milenios.
El arte en sí es un verdadero universo, ¿en qué ámbitos del mismo encontramos un mayor número de secretos?
En cuanto a géneros, en la pintura, y también la arquitectura. En el tiempo, lo ya dicho: el Renacimiento, sin descartar, como tú has señalado, a la baja Edad Media. En cuanto a artistas, sin duda Leonardo Da Vinci, junto a los anónimos autores de los iconos bizantinos.
Dime algunos casos que te hayan sorprendido a lo largo del proceso de investigación del libro.
Me sorprendió la abundancia de mensajes de esoterismo cristiano en La Última Cena, de Leonardo, aunque ya tenía algunos datos previos. La perspectiva invertida de los iconos fue un descubrimiento, sobre todo por su profundidad mística y espiritual. En otras artes, el misterio de la Venus de Milo, la villas pitagóricas de Palladio, o la música masónica de Mozart.
¿Qué obras en españa son las más misteriosas?
Modestamente, las que escogí para incluirlas en El museo secreto: la Dama de Elche; la pintura de Goya Saturno Devorando A Uno De Sus Hijos; o el enigmático La Estación De Perpignan, de Salvador Dalí.
Desvelar el secreto de una obra de arte, ¿es siempre positivo?
Eso depende de la actitud del lector, pero no encuentro razones para pensar que pueda ser negativo. Sin duda es positivo para quienes deseen ampliar sus conocimientos con la mente abierta y sin preconceptos.
¿Has encontrado algún enigma no confesable?
Buena parte de los enigmas y mensajes ocultos en las obras de arte no eran confesables en el momento en que fueron creadas. De allí nació precisamente la necesidad de esconderlos en forma críptica y subrepticia. A día de hoy, por el contrario, es necesario desvelar y difundir esos secretos, que en mi opinión enriquecen nuestra visión de la obra y de la personalidad del artista.
¿Crees que los misterios de la historia son tales? ¿o sólo interpretaciones no necesariamente ciertas?
Bueno, como se puede suponer, hay de todo. Hechos reales que se han ocultado por intereses de los poderes del momento, y se siguen ocultando por posibles analogías con intereses de los poderosos actuales; y absolutas patrañas, inventadas también al servicio de partidismos o sectarismos políticos. Pienso que la llamada historia oculta no debe desecharse en bloque, sino estudiarla y analizarla seriamente para separar el trigo de la paja. E incorporar el trigo resultante a un mejor conocimiento de nuestro pasado, como clave del presente y del futuro.
Reproducido con el Permiso de MAS ALLÁ. Entrevista aparecida en MAS ALLÁ, Nº 220 / Junio 2007, páginas 104/ 105.
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