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Teoría Y Praxis Del Gadita
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por Francisco J. Vázquez
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Cádiz es una ciudad diferente. Y cómo no, sus gentes también lo son. Ser gaditano es ser algo especial, distinto aunque ello no implique el ser excluyente. Cádiz es una urbe cosmopolita, pequeña y enraizada en el tiempo, en tradiciones y en sentimientos, en historia y en situación geográfica. Ir a la 'Tacita de Plata' -como así la llaman- es adentrarse en una pequeña porción de paraíso, donde sus gentes son amables, su sentido del humor no tiene igual en nuestra geografía, y su clima y entorno le dan un aire caribeño fuera de toda duda -ya lo decía Carlos Cano en aquella canción de Antonio Burgos; 'La Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz es La habana con más salero'.
Algo ha debido de notar Juan José Téllez al respecto cuando ha sacado a la luz una entusiasta y genial obra en la que analiza uno de los aspectos más fascinantes de los gaditanos: su habla y su forma de expresar las cosas. En la TEORÍA Y PRAXIS DEL GADITA el autor nos muestra la manera de ver la vida y de entender lo que le rodea que tiene el gaditano, y sobre todo, cómo lo cuenta. Sentimientos, alegrías y tristezas tienen, para cada uno de los que tienen la suerte de vivir en tan agradaciada tierra, una manera distinta de mostrarse, y por tanto, ellos han desarrollado una manera diferente de expresarlo.
Así, los gaditanos son posiblemente las personas con mejor carácter que existen -habiendo, como es lógico, excepciones y que siempre se cargan tan genuina regla-, y eso se nota en el comer, en el hablar, en el reír, y hasta en el discutir... Eso sí, si hay algo por lo que destaca un gaditano es por su ironía. Hila tan fino que a veces uno no sabe si un insulto hay que tomarlo como tal o, bien mirado, soltar cuatro carcajadas e irse a tomar un cazón en adobo por el paseo marítimo con el que se pelea uno...
TEORÍA Y PRAXIS DEL GADITA descubrirá a los lectores un mundo desconido, a veces intuido pero jamás plasmado con tanta behemencia y realismo como nos lo afronta Téllez en este ensayo. Quizá demasiado técnico para un tema tan singular y asequible como el que se nos muestra en su libro, pero... Es Téllez, y sin ese pequeño guiño de complicación (a la par que complicidad), el libro no sería lo mismo.
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