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Roma
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por Juan Carlos Eizaguirre
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Steven Saylor se ha hecho famoso en el campo editorial por sus conocidas novelas policíacas ambientadas en la antigua Roma. Es un escritor concienzudo, lo que le lleva a preparar los marcos históricos hasta el más mínimo detalle, dejando a su invención los personajes y la trama.
Qué duda cabe de su última novela, ROMA, no trata del género negro, siendo más bien es una novela histórica y, en concreto, de los mil primeros años desde su fundación. El escritor no es un investigador al uso, y así lo dice en su nota al lector de la última página. Él se ha limitados a profundizar en diversos manuales sobre la historia de Roma, respetando todos los aspectos histórico (a veces legendarios), y valiéndose de varias sagas familiares de su cosecha para sustentar los hechos históricos verdaderos.
No estamos ante un manual divulgativo; se trata de una novela de principio a fin que, donde gracias a su trama suplementaria acerca al lector a sucesos y personajes verdaderos.
Se podría decir que es un modo de trabajar el libro, al estilo de Rutherfurd, aunque quizá éste último domine más el tono epopéyico del estilo, mientras Saylor emplea un modo de escribir más sencillo. No sé cual de las dos pautas es mejor.
Obviamente, los primeros siglos de Roma están repletos de historias sin confirmar, dentro de lo legendario. Para estas fechas el autor acude con bastante acierto a la orografía y a las fuentes arqueológicas, que evidencian que la antigua Roma fue, primero que nada, un cruce de caminos entre comerciantes de sal y hierro principalmente. Es en estos comienzos de la novela donde la realidad y la ficción se mezclan. Hay que leer esos episodios con gran indulgencia y espíritu crítico a la vez. |
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