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Rebecca y Rowena
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por Juan Carlos Eizaguirre
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William Thackeray fue un escritor de la Gran Bretaña a mediados del siglo XIX, de reconocido prestigio internacional, aunque dedicó bastantes épocas de su vida al trabajo periodístico, que era lo que verdaderamente le gustaba. Aquí hemos de abrir un breve paréntesis, ya que el joven Thackeray heredó una considerable fortuna a la muerte de su padre, que fue administrada, muy bien, por cierto, por su tutor, hasta que cumplió la mayoría de edad.
Aparentemente, no encaja con el carácter sentenciador y lleno de moralina que se refleja en sus novelas, el que perdiera las veinte mil libras esterlinas en el juego y en inversiones mal aconsejadas.
Rebecca y Rowena es una breve novela que se desarrolla en la medieval Inglaterra y cuyo protagonista principal es el Caballero Invanhoe, al que nuestro escritor vuelve a la vida, retomando la famosísima novela de sir Walter Scott. Ciento cuarenta y cinco páginas no dan para mucho, pero Thackeray era un excelente escritor; y en esta novela sabe sacar brillo a los breves momentos de emoción caballeresca y de luchas de los nobles.
Lo curioso es que no la veo entretenida para un público infantil. Pienso que se pueden aburrir, pues el punto central de la novela es el triangulo amoroso entre Rowena, Rebecca y Ivanhoe. Rowena es la esposa de Ivanhoe al que cree muerto en la guerra y por ello se vuelve a casar; y Rebecca es el amor secreto del noble soldado. Todo tiene una solución muy correcta, muy británica.
Y ya para terminar, no me puedo sustraer de volver a repetir la excelente calidad literaria, hablando en general, de William Thackeray, que aún brilla sobre todo en la mejor de sus novelas: La feria de las vanidades, comenzada en 1847, donde trata de describir la sociedad inglesa de finales del XVII y comienzos del XVIII. Descripción bellísima y perfectísima, pero no exenta de cierta crítica ácida sobre conductas morales desarregladas. Habría que contestar: consejitos vendo y para mí no tengo.
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