|
| Política De Hechos Consumados
|
| por Pedro M. Valenzuela
|
|
Cuando conoces a Nacho Vegas te quedas enganchado, no hay remedio ni quieres que lo haya. Sus canciones tienen ese toque que nos hace sentir invitados fisgones adentrándose en un mundo en el que los destellos poéticos te hacen sonreír justo después de creer que morirías asfixiándote sumergido en el más denso de los lodos.
En España tenemos algunos muy buenos compositores de canciones, pero gente que sepa contar bien buenas historias sólo consigo acordarme siempre de Kiko Veneno, Yosi (de Los Suaves) y Nacho Vegas, de los que Nacho, al ser el más joven, es el que en principio tiene más camino por andar y más rompecabezas nuevos que ofrecer para darnos un alimento tan asqueroso y revitalizante como la maldita plata que invade todos los sentidos. ¿Dónde está el truco? No lo hay, porque si hay algo que verdaderamente nos distinga, a veces, a las personas de otros animales, es el sentido del humor (en el mejor caso, la ironía), que es una de las armas que mejor utiliza N. V. en sus composiciones, tanto para las canciones como en los textos que componen esta semblanza de relatos, monólogos y poemas; una colección de historias viscerales, que tienes que sacarte de lo más profundo porque si no te consumen y se corrompen dentro, pero que pierden su fuerza si no se saben observar desde la distancia tratándolas con la necesaria perspectiva para verlas desde fuera, pasando a la tercera persona en la narración, construyendo la realidad a base de ficción.
Mérito de N. V. y de su compañía discográfica Limbo Starr es publicar cuando necesita publicar, no cuando lo marca el calendario o el mercado, de ahí que cuente en su haber tanto con EP’s como LP’s, evitando los forzados temas de relleno, y que este libro tenga 80 páginas porque no necesita 300 para permitirnos entrar en ese dulce infierno, algo tan necesario que Limbo Starr ha decidido reeditar esta obra surgida originalmente en 2004. Si no conoces sus discos, ya en la introducción encontrarás una cita de MOBY DICK a modo de invitación para adentrarnos en esas obsesiones que intentan comprender lo que no sabemos, e intuir si ese ejercicio tiene algún sentido (‘… No me digan que su vida es una pesadilla porque les acusaré de ligereza.’).
Relatos de historias familiares, plantas carnívoras, chaperos, celos, plata, amor y muerte, con N. V. pasando de niño asustado a cabrón dominante, con un estilo crudo y directo que no admite concesiones pero que deja entrever su sólida formación literaria, permitiéndose hasta juegos de estilo con la puntuación que sabe llevar a buen puerto. Y poemas con ecos del mejor Cohen donde la espiritualidad (‘Casi sentí su roce,/ el rastro gélido a su paso./ Yo estaba cerca, pero eligió/ la habitación contigua.’) se mezcla con la dura pornografía de la realidad. Necesario más que recomendable.
POLÍTICA DE HECHOS CONSUMADOS es un libro que para sus seguidores merecería la pena sólo por el hecho de complementar la historia de ‘EL ÁNGEL SIMÓN’, al margen de la realidad o ficción que haya en las páginas (que tan poco me importa), pero que ofrece mucho más, mundos tan sucios y corruptos como bellos y adictivos, convertidos en piezas que completan el complejo puzzle de su obra pero que no pretenden aclararte nada más de lo que estés dispuesto a comprender.
N. V. ha entendido el ritmo y el fraseo, de la canción y del verso, aunando su delicada voz (¿sensibilidad femenina?) con las abrasadoras letras y el chorus nervioso de su guitarra para identificar su obra con los hermosos y trágicos tonos del norte, que sirven de telón de fondo para las frías historias que iluminan el camino sin pretenderlo, enseñándonos que dentro de este horror sí hay literatura. |
|
