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portada Poemas Escritos A La Vera Del Mar
Ficha del Libro:

Título: Poemas Escritos A La Vera Del Mar    comprar
Autor: VV. AA.
Editorial: Veramar
I.S.B.N.-10: 8460902579
I.S.B.N.-13: 9788460902577
Nº P´gs: 262


Poemas Escritos A La Vera Del Mar
por Patricia Pérez

  Ven, acércate que voy a susurrarte un cuento en escalera, con escalones mágicos, que viene cada uno cargado de mil imágenes humanas y poco ciertas…

Un escalón es secreto, que conoce un pie que se posa para cruzar el puente de Brooklyn, andar por una “... ciudad de Italia cuyo nombre no alcanzo a recordar”.  Metido en unas “… estampas de París de un fin de siglo ido”.  Y alargando la mano en mi escalón viajero “… un finisterre palpo...”  porque “estoy en el centro mismo de las cosas, penetrado de luz, desarraigado …” y … en mi mundo escalón busco “un beso, amor, despedazado, que se fue anteayer entre graznidos…” porque no soy nada, poeta sin palabra si no “salvo mi vida en tu boca”.

Este es otro escalón, de cielo rasante donde una vocecita me zamarrea y dice: “¡oh! voluntad: conoce: saborea: atrapa el ser: infringe el lenguaje que restringe la verdad a la realidad impuesta: inventa, crece, crea, idea, vive, finge”. Porque “a veces el tiempo que mata nos salva.” Y si viene aquí a bendeciros con historias propias de duendes a todo lo que le preguntes te regalará la misma respuesta: “pero es mejor tener mente de niño que de viejo”. Y nuestro duende paciente y enérgico, concepto imaginativo y sensación real nos lo describe de esta forma… como ser un alma-niño: “… Porque a mí lo que me dicta el precepto imperante no me hace gracia, ni le hallo el buqué, ni me dice gran Cosa, puesto que soy minoría absoluta, y estoy a su margen, yo, que a sus ojos soy nadie, lo mismo que usted a los míos, fiel a mí mismo, a mi genio…”

Al siguiente escalón le gustan los altos-vuelos, y desde allí ve escritas en las carreteras mensajes que los transeúntes desde tan a ras del suelo no podemos descifrar: “Y nos hacemos pobres por oficio, por derrota, por cobarde suicidio”. “Y yo no soy esa voz ni esa mala fachada que pintan en mis alas. Y no soy esa inercia ni esa gran payasada que me quieren volver.” O “mejor tacto es el beso que se extiende” y así “rescatarse, tal vez, con un juego de amor” “por que yo ardientemente correría al calor de vuestra invitación y quemaría mi nave en vuestro fuego.”… y así las letras lúcidas se quedan en las suelas de los peatones y solo, tal vez, los cuerpos con alma de niños jugarán un día con esos zapatos de papá y verá las ideas que impregnarán su camino, porque “nunca el gozo es cansino ni pinta de penumbra los encuentros”.

En este escalón donde el amor organiza su caos podemos percibir como tú y yo estamos “solos en el abrazo”, “desnudos, hemos flotado solos, sobre el mundo…” y me pregunto: “¿de dónde emergía la fuerza?... yo que pensaba que “nadie sabría que ocultaba dentro del corazón una orquídea” y somos  como “una chispa de luz que no llevase fuego. Un árbol sin raíces. Pero profundo y fuerte.”  Así que estos son mis motivos para repetir a mi impulso cierto: “preséntate a la lucha”, porque siento que mi único camino es “empezar a caminar para encontrarte”.

Aquí subes y bajas o te mueves inventando el desorden… ayer se me revelaban: “cuántas veces he vuelto a sentir…de amores imposibles, signos de libertad...”, se hacían imágenes los pensamientos…años, ella, voz, ojos, recuerdo… y me susurraba: “piensas en tu destino de extranjero y buscas una tregua entre dos mundos: son antiguas imágenes sin orden, restos de niebla que el calor deshace, edificios manchados donde nadie te espera” y “dejó el azar sus leyes nunca escritas, los encuentros posibles, el deseo y el vértigo”. Porque “puede que exista un sol para noctámbulos”.

Fuera del mundo yo soy “un pájaro en huida”, “estalla algo dentro de mi” y “no parece que hayamos de morir”. A penas se que tendrá de nosotros el final, si seremos en una vez, concreta y resumida, un yo. “En días torpes y malgastados” “escuece tanta luz” mientras recuerdo que “dibujaba una herida tu lengua en mi costado”.

Ser dibujo en este escalón como un “pie desnudo en el aire” o efímera trayectoria donde “la verdad no es rentable” donde “sé las raíces de vuestro mundo a cuestas que no entendí del todo.” “tampoco el viento” se deja dibujar ni el momento en el que “llueve y nos escondemos del amor casi juntos” porque lo “bello es vivir sin trampas… no hay paz para el que busca la raíz del deseo. Ni habrá descanso ahora para quien no compuso sino a medias la vida.”

Este es el escalón de la ciudad fronteriza que todos encontramos en nosotros, las cosas que dejamos atrás, la máquina del tiempo que nos empuja hacia adelante mientras que “susurra en el oído el mundo y dice cógeme” antes de entender que “lo ganado será el frágil rescate de lo que fue posible; lo perdido, la vida que quedó” porque aquí “todo es prisa… se comercia, se precisa lo que entrará en los lotes, lo asignado a cada cual” como si tuviéramos que ignorar que “el corazón es pájaro y vuela sin retorno”.

Alzamos un pie y entramos en laberinto. “En este sueño donde la razón produce monstruos” “aférrate al ejemplo de las cosas, con su lección constante de silencio”. No olvides tu equipaje: “para el camino, toma la claridad sin mancha de las luces primeras…Toma el recuerdo vivo de la mano y del tacto de la caricia aquella que descubrió el secreto del laberinto en gozo de tu cuerpo. No dejes de tomar la sencillez de un mundo habitado del juego interminable… y toma la sorpresa de rastrear los pasos de la vida: el rumor de la lluvia, el miedo de lo oscuro…” y no permitas que “se te vaya la vida y mientras tanto solo aciertes a ver por la ventana”.

Me paseo contigo como las palabras por estos sonetos andaluces “porque este firmamento de deseos nunca se ha detenido… de romper en los ojos un ansia de vida, inacabable.” Todo se resume “al latir inquieto de un cuerpo junto al otro” “como si el mundo navegase encendido”. Gracias a ti “sigue la tierra filtrando amaneceres en los ojos” y me pregunto al ver tus torres y tus castillos de piel: “¿habrá mañana amor, habrá mañana?.

Esta canción escalonada de un Tiempo de Charol se sabe aprendido “el curioso modo de no creer”. Este tiempo tan lejano y cercano, está entre los “nombres de mujer sobre tacones…y a la sazón el más triste latido que jamás haya existido.” Así en mis andanzas “la busco como razón de mi vida, armazón de fantasía…” habiendo  “perdido el ritmo de la sílaba porque tus labios me desorganizan cuando los labios escapan a toda razón.”. Lo sé, “para amar he vivido disconforme, para envolver sólo el otoño de cuanto se aleja, regresamos, de cuanto nuestros pasos han rugido como ebrios recursos de las albas.” Lo sé, “estar cerca de la vida es mirar, mirar con caricias y con palabras. La vida nació de un inmenso abrazo.”

… Te sigo narrando que viví en cada uno de ellos, cuado fueron espiral de la vida, cuando estaban alineados o cuando desangraban pasiones, fueron de colores, azules inciertos, amarillos secretos, marrones de almas; también era esta escalera camino que descendía o ascendían a cielos cotidianos, a océanos sólo tentados en alguna parte de la imaginación nuestra… más “por fortuna, era yo hombre sin patria y me sigo buscando.”

En este orden cada autor me fue mostrando como subir escalones de mi propia vida…Campos Reina, Francisco Fortuny, Antonio García Velasco, José Infante, Antonio Jiménez Millán, Justo Navarro, José María Prieto, Rosa Romojaro, Francisco Ruiz Noguera, Pedro Tedde Lorca, Alberto Torés…

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