|
Norte
|
por David Yagüe
|
|
Norte. Quizás sea el rumbo que quiere poner a su vida un personaje a la deriva, que cree que toda su existencia se ha desvanecido tras sacrificar a su viejo perro. Puede que sea el espacio geográfico de su historia, el norte del estado de Nueva York, un paisaje rural y con un cierto olor a rancio, donde una vez construyó su vida y del que huyó cuando todo se quebró en mil pedazos. Es posible que también sea el lugar donde ha desaparecido el sobrino de una competente abogada.
Norte no es un thriller, su ritmo es lento y el caso criminal se resuelve en tres zarpazos. Podría decirse que es una novela negra tremendamente intimista. La trágica historia de Jack, un hombre cuya vocación es salvar a los demás aunque casi nunca lo haya conseguido. A medio camino entre el trabajo y la peregrinación, decide aceptar el encargo de una abogada de encontrar a su sobrino que ha desaparecido en las inmediaciones de una anodina ciudad al norte de Nueva York.
En aquel lugar fallecieron su mujer y su hija; allí, su mejor amigo agoniza mientras el cáncer le devora; allí, no pudo salvar a una niña secuestrada. Jack no es un investigador al uso: no es especialmente inteligente, con las armas de fuego es prácticamente incapaz y, sobre todo, tampoco pone demasiado empeño en resolver la desaparición del muchacho.
“No había ningún misterio. Estaba todo allí para que lo vieras. Hasta que te diste cuenta y te pusiste a pensar en lo que pensabas que habías visto.” Se dice así mismo en un momento de la novela. Y tiene razón. No hay misterio, sino catarsis en esta historia. Un hombre ha encaminado sus pasos hacia el Norte en busca de perdón, del que nace de sí mismo y va dirigido igualmente a él. En busca de la redención necesaria para seguir viviendo, para volver a intentarlo.
|
|