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| Narcoterrorismo
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| por Francisco J. Vázquez
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El terrorismo es una de las mayores atrocidades que el ser humano es capaz de dispensar contra sus semejantes: es la máxima exponencia de la violencia gratuita y cobarde en pos de conseguir unos objetivos amparándose en el miedo, en el terror, en la desazón de quienes se saben víctimas potenciales de semejantes tropelías.
Hoy en día el terrorismo es uno de los mayores problemas de las sociedades occidentales. Y también el mayor peligro de desestabilización de las mismas. Por ello se ha convertido para los dirigentes y gobiernos de dichas potencias en el principal problema no sólo a combatir, sino a intentar controlarlo (dentro de lo que las posibilidades de cada uno permite).
Grandes han sido los avances en materia antiterrorista que se han conseguido en los últimos años, sobre todo a raíz de atentados como los del 11 de Septiembre de 2001 en New York, o el 11 de Marzo de 2004 en Madrid, que han puesto en evidencia que el problema del terrorismo no es un problema localizado, sino global. Se han mejorado los intercambios de información entre los servicios secretos de muchos países, se han creado cuerpos especiales cuyo único fin es salvaguardar a la ciudadanía de aquellos que la amenazan.
Pero el mundo oculto que hay tras la denominación genérica de terrorismo es sumamente amplio, y también sorprendente. Resulta inverosímil a ojos de personas civilizadas comprobar cómo países que hoy son amenazados por grupos terroristas en muchas ocasiones fomentaron, alentaron e incluso armaron y formaron a aquellos que hoy son sus peores enemigos. Los intereses económicos y los intereses estratégicos han sido en ocasiones el mayor aliciente de gobiernos que han supeditado sus propios "intereses nacionales" a la vida de ciudadanos de terceros países que han servido de carne de cañón. El precio a pagar por alcanzar, siempre, ha sido el coste de vidas humanas. Y hoy en día esas bestias que muchos crearon se han vuelto contra ellos... o contra todos, porque lo único claro, lo único cierto, es que todos y cada uno de nosotros estamos a merced de aquellos que por el simple hecho de creer que un ideal, una idea, o de conseguir poder y dinero, no dudan en apretar un gatillo, poner una bomba o pasar a cuchillo a quien sea, sin importarles lo más mínimo el valor que tiene una vida humana.
"Narcoterrorismo. La Guerra Del Nuevo Siglo", de Luis Alberto Villamartín Pulido, va a resultar un libro sumamente esclarecedor a los ojos de aquellos que quieran saber más de un tema como el que nos ocupa. Podría decirse que se trata de un trabajo de investigación fabuloso, pero al mismo tiempo muy duro y cruel. Es posible que la sorpresa de la revelación de determinados aspectos en los que el autor a horadado puedan provocar en el lector no sólo incredulidad, sino un cúmulo de sensaciones: sorpresa, puede que miedo, hastío, frustración... Y es que lo que el autor saca a la luz, y hace público, no nos va a dejar indiferentes a ninguno.
Partiendo del hecho de que tanto el tráfico de armas como el terrorismo y el narcotráfico son elementos comunes de muchos de los entramados políticos y económicos más importantes (tanto a nivel mundial como a niveles localizados en áreas geográficamente dispersas y puntuales), nos encontramos en el libro con la más completa información y el más documentado análisis de la "incidencia de los tres factores en la situación geopolítica y estratégica de España, Colombia y los Estados Unidos. Analiza el fenómeno del terrorismo y el narcotráfico internacional a fondo y destapa una realidad extremadamente preocupante".
Con un lenguaje claro y directo, y cargado de decenas de fotografías y mapas, "Narcoterrorismo. La Guerra Del Nuevo Siglo" supondrá un elemento imprescindible para entender muchos de los movimientos internacionales de los terroristas, y las relaciones entre bandas criminales de medio mundo. Es una obra sencillamente necesaria si se pretende estar informado de muchas de las tramas que nos rodean, y de las que involuntariamente (desgraciadamente todos estamos en el punto de mira) podemos ser tristemente protagonistas.
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