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Música Para Los Muertos
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por David Yagüe
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Luis Gutiérrez Maluenda ha querido homenajear a la música que le hace vibrar, el jazz, y a la novela negra con Música Para Los Muertos. Y es por ello, que no sorprenda tanto que un escritor español contemporáneo ambiente su trama policíaca en el Nueva York de los años treinta y su protagonista sea un duro detective privado, creíble y a la vez comprometido con todos los tópicos de las obras clásicas del género.
Con este objetivo glorificador al género negro norteamericano más clásico en mente, la novela de Gutiérrez Maluenda resulta notable. El estilo, los personajes y las situaciones, la trama, los detalles nos conducen irremediablemente a los clásicos norteamericanos de los años cuarenta y cincuenta. Y hacerlo bien con un género tan marcado por los estereotipos como este, es admirable. Era fácil caer en una historia de cartón-piedra, poco creíble, hecha de trazos de historias ya sabidas, pero el autor ha conseguido una novela bien trazada y vigorosa que, sin ser una obra maestra, sí que posee el aroma y el vigor de aquellas historias a las que busca honrar. No es este escritor un, por poner un símil cinematográfico, Brian de Palma que imita y homenajea a su manera a Hicthcock, si no más bien un director artesano del Hollywood clásico que con un guión de un western, muy parecido a otros ya hechos, busca hacerlo correctamente, dentro de los cánones, y brindar una historia correcta y entretenida, que empatice con el espectador y por qué no, pueda ofrecer algo más al público. Quizá para algunos este comentario pueda ser un menosprecio pero, en mi opinión, es un halago.
El protagonista absoluto de la novela es un detective alcohólico y tan turbio como el mundo en el que se mueve, uno de los de la vieja escuela, a medio camino entre una mala bestia y un perspicaz investigador. Cínico, como no podía ser de otra manera. Involucrado en un caso en el que ha de investigar quién está haciendo la vida imposible a un músico, de jazz, por supuesto, se verá envuelto en una enrevesada trama llena de muerte y corrupción que le hará saltar de los bajos fondos a la aristocracia más adinerada de la Gran Manzana.
El otro homenaje que el autor dedica esta novela es a la música jazz de aquellas décadas de creatividad desbordante. No sólo es que la historia esté plagada de conversaciones sobre el tema y visitas a clubes donde aquellos innovadores sonidos ponen el ambiente, si no que cada capítulo está titulado con el nombre de canciones del momento.
Música Para Los Muertos es una novela negra que se lee con agrado y que se disfruta aunque sólo sea por ese conseguido olor a clásico que desprende y que nos recuerda irremediablemente a los Sam Spade, Philip Marlowe y otros personajes a los que tantas veces acompañamos por el lado más siniestro de las grandes urbes de nuestra imaginación.
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