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| Muerto Hasta El Anochecer
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| por Francisco J. Vázquez
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Bon Temp es un pueblecito apartado del mundo. Se encuentra en algún lugar al norte de Luisiana, en Estados Unidos, y es eminentemente rural. No es precisamente el sitio más alegre del mundo, pero al menos allí la vida es tranquila, apacible y agradable. Nunca pasa nada, y cuando hay alguna novedad se vive intensamente, con la curiosidad y al expectación que lo nuevo despierta en aquellas gentes acostumbradas a tener pocas emociones y menos sorpresas.
Es allí donde vive Sookie Stackhouse, una chica en la mitad de la veintena que trabaja como camarera en el bar de Sam. Sookie es una chica especial, y debido a cierta peculiaridad no tiene precisamente mucho éxito con los chicos. Ella no es que sea fea: de hecho es una jovencita guapa, rubia, con ojos azules, un cuerpo interesante (piernas firmes, pechos apreciables y cintura de avispa)... Pero "lamentablemente" puede leer la mente de las personas. Y eso, que para algunos puede resultar ser un don, para ella es una tortura.
Para empezar la gente la considera una loca. En el mejor de los casos quizá algo excéntrica. No entienden o no asimilan que posea esa cualidad. Y es que ella misma tiende a levantar "barreras mentales" que impiden que pueda escuchar lo que los demás piensan (ha aprendido a hacerlo lo largo de los años, ya que de lo contrario sería un verdadero caos mental). Pero claro, eso implica mucha concentración, y a veces la diferencia entre una postura aprendida, un gesto instintivo o una actitud determinada provocan que el calificativo de "loca" gane adeptos entre la concurrencia. Así que los chicos no se suelen acercar.
Por otra parte, cuando pese a todo alguien se ha fijado en ella, a Sookie le resulta imposible sentirse cómoda. Y es que saber de antemano si a alguien le gusta tu trasero, u "oir" sin que se pronuncie una palabra qué clases de barbaridades sexuales le gusta a la persona con la que estás saliendo, o saber que te considera estúpida, o quizá poco inteligente pero que no necesita que lo seas para acabar contigo en la cama, no es precisamente algo que te motive. Por eso su vida social es tan escasa como las novedades en aquella población perdida en el mapa.
Pero todo eso cambia un día (o mejor dicho, una noche) en el que aparece por aquel bar un vampiro. Sí, uno de esos "chupa-sangres" que gracias a una nueva ley, que les permite convivir con los humanos y salir "de sus escondrijos" para integrarse, comienzan a hacer acto de presencia por las calles de todo el país. Pero allí, en Bon Temp, es el primero que se ve (normalmente los vampiros acaban en Nueva Orleáns, ya que las novelas de Anne Rice han llenado esa ciudad de un romanticismo especial para los "no-muertos"). Y si bien su porte impone más que respeto, también ocasiona admiración por lo novedoso del asunto.
A raíz de una situación comprometida y difícil, en la que Sookie Stackhouse le salva la vida a Bill, surgirá entre ellos una extraña relación. Al principio será sólo de amistad; después derivará en algo más serio. Esta relación, aparentemente tan complicada, será la comidilla de la población, donde no faltarán los detractores que crean que no es buena cosa que una humana acabe con un vampiro, y aquellos que creen que lo exótico del asunto no es, en el fondo, tan descabellado. Lo único cierto es que la abuela de Sookie, con la que vive, está encantada de que su nieta al fin tenga una cita.
Pero un grave problema acecha a los habitantes de aquella perdida y pequeña ciudad del norte del estado. Al mismo tiempo que Bill hace su aparición en aquellos lares, una serie de misteriosos y macabros asesinatos comienzan a suceder en la zona. Las dudas de quién o qué los comete asolan la mente de los pueblerinos, y todo gesto, por insignificante que pueda parecer, es observado por lupa en aquel paraje. La intriga, el misterio y el miedo que muchos anhelaban encontrar en Bon Temp ha hecho acto de presencia.
"Muerto Hasta El Anochecer", de Charlaine Harris, es una novela difícil de clasificar. Si bien queda claro que tenemos que englobarla dentro del género de vampiros, lo cierto es que se sale de los cánones que suelen definir estas obras. Al menos pocos autores saben combinar de manera tan sutil el sentido del humor con crímenes despiadados, las situaciones tensas con giros bruscos en la narración que les quita el dramatismo propio de los acontecimientos y obligan al lector a soltar una carcajada. Es, ante todo, una obra divertida que sorprenderá, ya que aportará nuevas perspectivas a un género sobre el que ha reinado siempre y por encima de todo, la seriedad. Y es que nunca está de mas soltar una pequeña sonrisa entre tanto mordisco.
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