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Mesnada
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por David Yagüe
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En 1212, en tierras de la actual provincia de Jaén, tuvo lugar una de las batallas claves de la Reconquista de la Península Ibérica. Dos enormes ejércitos, uno musulmán y otro cristiano, se enfrentaron en las Navas de Tolosa llamados, los unos por su jihad, os otros por su Cruzada. Tres reyes (el de Aragón, el de Castilla y el de Navarra, pues el de León se abstuvo) se enfrentaron al Califa de los almohades que desde Marrakech había llegado para dejar en sus sitio a los levantiscos cristianos. Los musulmanes la llamaron Al-Uqab (El Desastre); los cristianos, simplemente La Batalla.
Precisamente la batalla de las Navas de Tolosa es el cúlmen de esta novela coral trenzada por el historiador Ricard Ibáñez (conocidos por algunos por ser, seguramente, el gran autor de juegos de rol en nuestro país). Su pléyade de personajes iniciarán andadura tras la derrota castellana de Alarcos, en 1195 y caminarán, morirán, amarán y sufrirán hasta la decisiva confrontación.
Ibáñez nos presenta una vistosa galería de personajes: moros, cristianos, judíos, francos, y de todos los escalafones, desde reyes hasta almas descarriadas con nombre de animal que sirve para formar un fresco histórico, donde no sólo cuentan las batallas campales, dirigidas por la nobleza (que a fin de cuentas, fueron los que escribieron la historia) si no también las razias, los asedios y las luchas y vidas de la gente llana.
Pero además de sus evidentes valores históricos, MESNADA es una novela entretenida y, pese a partes algo confusas (al menos para este profano en la historia medieval que escribe), queda un conjunto lleno de violencia, emoción, pasiones y también mucho humor e ironía. Novelas así, son capaces de crear afición por nuestra historia, más allá de homenajes y aniversarios.
El autor cierra el libro con una gran frase, refiriéndose a los lugares que recomienda visitar en relación a la trama de la novela. Palabras que seguro me permitirán usar para aplicarlas a esta novela, MESNADA, que es una oportunidad excelente para salir al encuentro de un hecho crucial en la historia de la Península Ibérica aunque sólo sea para ver venir a mi encuentro los fantasmas de la mesnada que allí luchó y murió. Por todo. Y por nada. |
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