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Macht. Antología
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por Marcos Reina
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"La escalera de casa huele a escalera de casa". Esta comparación se puede leer en el relato titulado "Visita A M." de Sven Amtsberg, uno de los jóvenes (y no tan jóvenes) escritores que componen esta antología de literatura alemana de la última década. No es mi intención hacer crítica alguna sobre la calidad literaria de dicha frase pues no es ese el objetivo que persigo; la razón para descontextualizarla y traerla a colación no es otra que tomar la parte por el todo, es decir, definir un movimiento literario a través de una sola pincelada.
El nihilismo como filosofía a la hora de acercarse a la realidad y describirla, un hastío existencial en la mirada literaria de la mayoría de estos escritores y cierto aroma de rencor ante la aparente injusticia que el mundo comete con nosotros los hombres parecen ser las características esenciales de estos relatos, y el mejor contenedor de este sentir es el tipo de frases como la que principia este comentario.
Es a través de la pequeña introducción y, sobre todo, del epílogo de Gordon Roesnik - a su vez, autor de uno de los cuentos más logrados de la antología: "Hendrik Visita A Gordon En La Gran Ciudad"- por los que tenemos mejor noticia de esta peculiar "fusión literaria de la ciudad de Hamburgo entre los escenarios y los premios, entre el underground y la alta cultura, entre lo serio y la broma que se hace llamar 'Macht'".
"Macht" significa fuerza y es precisamente eso lo que estos escritores pretenden insuflar con irregulares resultados a sus relatos cortos. ¿Instrumentos que utilizan para ello? A saber:
- Un ritmo narrativo sincopado, influidos quizá por el lenguaje fílmico televisivo y publicitario y una deconstrucción lingüística y estructural de los textos. Frases cortas, estilo directo, uso continuado de anglicismos y neologismos que aún no aparecen en los diccionarios pero sí en las Biblias de la Modernidad del Siglo XXI.
- Puesta en escena de mundos febriles y alucinatorios que nacen de la observación irónica de la propia realidad, cercana a lo cómico o lo absurdo y que introducen a los personajes en una paranoia vital que parece querer representar el caos en el que vive el hombre actual.
- Textos breves que narran historias breves, acontecimientos pueriles en primera instancia que son como la muestra de laboratorio de una cepa vírica mucho más larga e importante: la propia vida.
Instrumentos difíciles de utilizar y objetivos aún más ambiciosos. De ahí que los resultados, como ya he dicho, sean desiguales. Cabe destacar algunos de ellos. Por ejemplo, el autor Appoche nos deja una visión descarnada de América y la cultura del consumo paranoide con un estilo trabajado y maduro. La referencia constante a Estados Unidos no sólo como país sino como representación del absurdo de nuestra civilización ya lo trató su compatriota y cineasta Wim Wenders en la maravillosa película "París-Texas". El citado Resnik, que lanza su mirada irónica hacia la gran ciudad, describiéndola con frases que parecen salidas de la publicidad de un parque temático pero que en verdad nos muestran una realidad mortífera. O Michael Weins, que toca por primera vez en el libro y de forma explicita el tema del amor, en este caso, a punto de convertirse en desamor.
Es un estilo fundamentado en la trasgresión y caben cientos de interpretaciones y juicios sobre ésta. Se trata de un grupo (desestructurado como su propio estilo) de escritores-actores (pues la mayoría realizan lecturas de sus textos en los escenarios de Hamburgo, al principio como plataforma de difusión y finalmente seña de identidad de Macht) que pretende desmarcarse de la cultura oficial de su país de diferentes maneras. En primer lugar estableciendo un foco cultural periférico alternativo a Berlín. En segundo lugar, dejando patente el rechazo, desdén e incluso odio visceral hacia cualquier tema que traten en sus relatos, desde la televisión como ente fagotizador de voluntades hasta los gurús culturales alemanes, como Goethe. Es decir, un rechazo a todo aquello que conduce a la manipulación cultural por parte del poder. Por lo tanto, ya sea únicamente por el talante de rebeldía merece la pena siquiera la lectura de este libro.
Es la ironía quizás el motor de estos cuentos cortos, ironía que subyace incluso en los pequeños retratos biográficos que acompañan a los textos de cada autor, donde podemos apreciar como sus trayectorias van desde los más mundanos trabajos a la concesión de premios literarios tan prestigiosos como institucionales, que les introducen en esa "oficialidad" de la que ellos mismos huyen. No sé si en nuestro país podría darse un movimiento literario de estas características, puede que sí, que en alguna provincia, un puñado de jóvenes independientes se unan para publicar algo con suficiente peso específico y calidad. En todo caso, algún grupo mediático se dará Prisa por comprarlo (perdón por las mayúsculas).
Aire fresco y lleno de contradicciones para un panorama cultural globalizado, este libro lanza una mirada existencialista al mundo, mezcla de estupor y conformismo, de rebeldía y alienación, una mirada en la que la muerte ronda cada rincón de lo escrito pero que a la vez refleja la ligereza y la pasión de ese dulce pájaro llamado juventud.
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