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| Los Grillos Son Un Termómetro
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| por Francisco J. Vázquez
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La meteorología es quizá una de las ciencias más complejas que existen y, a la par, la que más en contacto está con todos nosotros en el día a día. En mayor o menor medida dependemos de ella para nuestro trabajo, para nuestro tiempo de ocio o para nuestros quehaceres diarios, porque en función de qué nos digan las predicciones actuaremos de una u otra forma.
Huelga decir que las predicciones suelen ser por lo general muy acertadas, ya que cada día los avances tecnológicos, los intercambios de información entre las diferentes redes meteorológicas, la profesionalidad y preparación de las personas encargados de interpretar esos datos, ayudan a dar más y mayor fiabilidad a las mismas. Sin embargo, hay ocasiones en las que los "hombres y mujeres del tiempo" se equivocan. Y para qué nos vamos a engañar, cuando lo hacen nos acordamos de sus aciertos previos: nos ponemos hechos una furia con ellos y ellas, como si fuesen los responsables de los cambios climáticos desfavorables que nos afectan.
Sin embargo, la meteorología no es algo banal. Es, como muchos podrán imaginar, un mundo demasiado complicado como para que siempre se acierte. Y también sumamente relativo: lo que es un mal día para unos, resuelta que es un buen día para otros, y viceversa. Admitámoslo, esta ciencia es tan compleja como desconocida para nosotros, pese a su proximidad y dependencia. Pero, ¿realmente es tan inaccesible para el público general como su imagen parece mostrar?
"Los Grillos Son Un termómetro", de Mario Picazo, demuestra todo lo contrario: que la meteorología es sin duda mucho más asequible a nosotros de lo que podíamos imaginar. Sólo hay que querer acercarse a ella, y sobre todo, encontrar un buen manual que nos guíe y nos enseñe a movernos por ese universo a la vez tan desconocido como atrayente. Y ese manual es sin duda este libro.
En sus páginas Mario Picazo nos introduce de manera sencilla, amena y sobre todo didáctica en aquellos conceptos que pueden resultar básicos para adentrarnos de lleno en la meteorología. Así, nos vamos a encontrar desde una clasificación de los diferentes tipos de nubes existentes (altas, medias, bajas, lenticulares, mamutus, de rastro...) hasta los diferentes tipos de nieblas (de advección, orográfica, de irradiación, de evaporación, de valle...), pasando por la explicación a numerosos fenómenos ópticos como los halos, los tres soles, los espejismos... También se abordan temas que a todos nos suenan, pero que solemos desconocer la mayoría, como las diferencias entre lo que son altas y bajas presiones, anticiclones y borrascas, o los procesos, evolución y formación de tormentas junto a fenómenos asociados (truenos, relámpagos y precipitaciones)...
Aunque no sólo nos vamos a encontrar datos técnicos, sino que Picazo nos da también pinceladas de otras muchas materias relacionadas: lo que ha sido la trayectoria de la meteorología a lo largo de la historia, cómo es la atmósfera en nuestro planeta y en los que nos rodean, cómo se clasifica la atmósfera y qué fenómenos acontecen en cada una de sus capas, cómo es la jornada de un meteorólogo, qué son las isobaras, cómo funciona una estación meteorológica...
Pero quizá uno de los aspectos más destacables de la obra de Mario Picazo, al margen del cariño que se desprende en cada línea acerca del trabajo que desempeña para ganarse la vida, es la cantidad de elementos sorprendentes con los que nos hace partícipes. ¿Cuánta gente puede saber que la temperatura del aire puede saberse simplemente por los chirridos que emite un grillo? ¿O quién puede explicar por qué algunas emisoras de radio se escuchan mejor de noche que de día? ¿O por qué los animales son los más fiables meteorólogos que existen?
Si a todo lo dicho anteriormente se le une que el libro cuenta con un extenso glosario de términos explicativos, una cantidad interesante de esquemas y fotografías, un listado de Webs dedicadas a la meteorología donde poder acudir ante cualquier duda o necesidad de adquirir mayor número de conocimientos, y sobre todo, que cuenta con un extenso listado de refranes dedicados al tiempo, la pregunta está clara: ¿quién puede resistirse a introducirse de lleno en este curso práctico de meteorología?
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