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Limpieza De Sangre
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por Elena Montejo
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Por segunda vez Arturo Pérez-Reverte, recientemente nombrado miembro de la RAE, nos introduce en el mundo de Diego Alatriste, una fiel reproducción de la España de Felipe IV.
El Joven Protegido de el Capitán Alatriste, Iñigo de Balboa, comienza a perfilarse como un joven duro, valiente y fiel a los suyos, pero con ese toque de héroe humano con el cual Reverte siempre dota a sus personajes, una mezcla entre espadachín y perdedor con mucha dignidad. Esta nueva aventura nos permite descubrir algo mas de la relación que existe entre estos dos personajes, basada en el respeto mutuo, una relación de alumno y maestro con rasgos paternales.
Algunos de los personajes secundarios vuelven a la vida de los protagonistas, en esta segunda parte de la saga profundizando algo mas en sus intereses y situación en aquella España llena de intrigas pactos políticos y personales, odios y venganzas. Al igual que el pequeño Iñigo ha crecido y se ha endurecido en las calles del Madrid mas duro y pícaro, algunos de los personajes se han hecho mas temibles, como la jovencita Angélica de Alquezar, cuando leemos sobre ella pensamos que así tuvo que ser Milady en su mas tierna infancia, otros no han cambiado, y otros se han hecho mas viejos, aunque siguen guardando el mismo rencor y teniendo las misma ansias de venganza que en la primera entrega.
Pero además de estos personajes, algunos ya conocidos, otros nuevos, aparece el mas siniestro de todos, uno al que no podemos ponerle una cara, ya que esta compuesta de muchas de ellas, la Inquisición española. Sus entresijos, sus normas y su manera, mas que dudosa, de repartir justicia y mantener la pureza de la cristiandad. Una hermandad que extendía su sombra por toda Europa y que se convirtió en uno de los brazos “invisibles” de gobierno en esa España decadente; pero que aun se mantenía de pie orgullosa, retando a las demás naciones europeas. Una nación, hipócrita preocupada por eliminar cualquier indicio de sangre árabe o judía, olvidando que fue construida por la mezcla de diferentes pueblos, y es ese rasgo lo que la hizo grande, lo que la hizo ser la primera potencia en cultura, economía o política.
De una manera colorista las costumbres del pueblo español son reproducidas con detalle, la picaresca, las diversiones, desde la tauromaquia a los ajusticiamientos públicos en las calles de la capital. Pequeñas descripciones de comidas, objetos y lugares que hacen que podamos no solo leer esta novela, sino olerla, escucharla y tocar todos aquellos ambientes en los que se desarrolla.
El inconfundible estilo de Pérez-Reverte, fresco, audaz y de rápidos movimientos, permite al lector introducirse en la historia de una manera completamente adictiva, del mismo modo que lo hicieron maestros como Dumas o Dafoe, cuyos libros hoy se consideran clásicos, y descansan en las estanterías de millones de personas aficionadas a la lectura.
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