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Las sirenas de Bagdad
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por David Yagüe
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Bajo el seudónimo femenino de Yasmina Khadra, el ex coronel del ejército argelino Mohamed Moulessehoul continúa denunciando los males del mundo árabe e islámico, sobre todo en lo concerniente al terrorismo integrista. Si en sus dos últimas obras visitó Afganistán (LAS GOLONDRINAS DE KABUL) y Palestina (EL ATENTADO), Khadra finaliza su repaso por las zonas más calientes de Oriente con Irak y LAS SIRENAS DE BAGDAD.
El drama de Irak es evidente. Tras unos esperanzadores inicios de la revolución baasista que parecía introducir al país en una corriente panarabista y de progreso hacia la modernidad pronto los monstruos del régimen, encabezados por un sátrapa del calado de Sadam Hussein se hizo con el poder, comenzando décadas de oscuridad.
El régimen del rais Hussein no sólo instauró un reinado de terror, masacrando a disidentes, chíitas y kurdos, si no que dirigió su país hacia una espiral autodestructiva. Primero la sangrienta guerra con su vecino, no menos fanático, de Irán; después invadió Kuwait en un órdago a Occidente que fue respondido furiosamente y provocó un largo embargo económico que empobreció al país y, por fin, en 2003, el régimen cayó gracias a una invasión occidental basada en flagrantes mentiras.
Si por lo menos ahí hubiera terminado el sufrimiento del pueblo iraquí… Pero la invasión destapó la caja de Pandora, iniciándose una época oscura de violencia e integrismo que parece conducir a una guerra civil.
LAS SIRENAS DE BAGDAD nos introduce en el viaje de un joven iraquí que vive en una pequeña aldea, alejado de la violencia que sacude su país tras la invasión. Sin embargo, dos muestras del salvajismo y la hipocresía de los invasores serán suficientes para conducirle, progresivamente hacia la insurgencia y el terrorismo. Khadra nos muestra, con un estilo bello y duro a la vez, un país desgarrado por invasores asustados, por insurgentes borrachos de sangre, policías corruptos y por miles de personas inocentes que sufren una tragedia inmerecida. También nos adentra en un viaje interior de ida y vuelta hacia la locura, hacia la justificación de lo injustificable, la manipulación mental que sufren miles de jóvenes árabes por todo el mundo.
Una obra imprescindible, por lo bien escrita, por lo entretenida y porque libros así, que nos abren los ojos ante una realidad bien conocida desde la óptica del “otro”, desde la de los más desfavorecidos, son necesarios en una sociedad marcada por el miedo a lo diferente. Quizá novelas así, hagan entender a unos y otros que los supuestos enemigos no son tan diferentes, que son personas de carne y hueso, que sienten y sufren como todos.
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