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La Tempestad
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por Silvia Rodríguez
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William Shakespeare está considerado como uno de los escritores que mejor han sabido retratar la naturaleza humana, resaltando tanto los aspectos positivos como los negativos. Creo, en mi modesta opinión, que es maestro, sobre todo, a la hora de trabajar con estos últimos; baste recordar obras tan trágicas como "Romeo Y Julieta", en donde la envidia y rencillas entre familias, y la más férrea intransigencia serán los protagonistas, con un desenlace no menos afortunado.
Esta obra, no siendo de las más conocidas es, sin lugar a dudas, la más representativa en cuanto a que "destapa" lo más ruin del ser humano de una manera clara y descarada.
La trama tendrá lugar en una isla remota y solitaria adonde irán a parar los náufragos de un barco. Este hecho no tendría la menor importancia a no ser porque los ocupantes del navío son el rey de Nápoles, su hijo, su hermano, el "falso" duque de Milán, y varios miembros de la corte del primero; pues bien, darán con sus "huesos" en la isla en donde vive desterrado el "verdadero" duque de Milán con su joven hija.
En este punto se pone de manifiesto la verdadera naturaleza de "La Tempestad", su carácter casi moralizante, y hasta se puede decir que mágico, ya que Próspero, que así se llama el habitante de la isla, va a tener el "don" o privilegio de tener a su disposición los diferentes fenómenos meteorológicos (en este caso, el viento y la lluvia) para desplazar el barco con sus ocupantes y hacerlos naufragar en su territorio, para así saldar cuentas con aquel que le usurpó el Ducado de Milán, que no va a ser otro que su propio hermano y miembro de la Corte del rey de Nápoles.
Todo se complica cuando, creyendo el rey que su hijo ha perecido en el naufragio, descubre que éste se encuentra vivo y en muy "buena compañía", bajo los cuidados de la hija de Próspero.
Traiciones familiares, venganzas, envidias, pero también una pizca de humor y de amor serán los ingredientes de esta obra, pequeña en extensión pero grande en cuanto a valores humanos en la que, de una situación trágica y desafortunada se acaba en tono de "fábula", en donde "los buenos" acaban ganando y los "malos" reciben su castigo.
Con un tono casi del "realismo mágico" hispanoamericano, puesto que se mezcla lo sobrenatural con lo real, es rápida de leer y muy amena. Para los amantes del teatro más clásico.
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