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La Senda Del Perdedor
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por Julio Martínez
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"Yo no tenía ningún interés. No tenía interés en nada. No tenía ni idea de cómo lograría escaparme. Al menos los demás tenían algún aliciente en la vida. Parecía que comprendían algo que a mí se me escapaba. Quizás yo estaba capidisminuido. Era posible. A menudo me sentía inferior. Tan sólo quería apartarme de ellos. Pero no había sitio donde ir".
Este fragmento pertenece a "La Senda Del Perdedor", de Charles Bukowski, uno de los "malditos" entre los escritores norteamericanos del siglo veinte y que resume un poco una de las filosofías más personales del panorama beat americano.
Una vez más, Bukowski se refugia tras su álter ego habitual, Henry Chinasky, y nos entrega esta falsa autobiografía que insiste en el tono crudo, directo como un puñetazo en el estómago, pero que es si cabe más amarga que su prosa habitual. Quizás porque en este libro relata la angustia vital, la alienación de ser un paria en un país como Estados Unidos, las palizas de un padre brutal e hipócrita, el asco por cuento le rodea... Lo hace todo tan cercano que casi podemos oler los litros de vino barato, los ceniceros llenos de colillas...
El libro abarca desde sus primeros recuerdos en Alemania, país en que nació en plena gestación del nazismo, pasando por su dura infancia en plena depresión americana, hasta el final de su adolescencia a mediados de la Segunda Guerra Mundial.
En definitiva, un libro recomendable para cualquiera a quien hayan despedido de un trabajo por incompetente, borracho, o ambas... Y no le haya importado lo más mínimo. Ese es el Bukowski que nos ha encandilado: autodestructivo, cínico, cómico a su manera, brutal, pero sobre todo, sincero consigo mismo.
Como curiosidad, cuando recorres sus páginas, sorprende que habiendo llevado semejante vida, su autor (y "protagonista") muriera a la "avanzada" edad de setenta y cuatro años... |
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